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Fundación Heritage

La lucha por la libertad religiosa en Estados Unidos

Una sociedad que abandona su compromiso moral y político con la libertad en general, estará menos dispuesta y será incluso hostil a la protección de la libertad religiosa en particular.

La Universidad de Notre Dame ha presentado una demanda legal en contra de una regulación de Obamacare que exige que los planes de atención médica incluyan drogas abortivas, anticonceptivos, medicamentos y procedimientos de esterilización.

Muchas instituciones religiosas, incluyendo a Notre Dame, se oponen por motivos religiosos o morales a ofrecer, pagar, y/o facilitar la cobertura de seguro que incluye la inducción del aborto, anticonceptivos, drogas y/o procedimientos de esterilización.

Si se le permite al gobierno federal "pasar por alto nuestra finalidad religiosa" y "usar las organizaciones religiosas para promover políticas que son perjudiciales a [sus] valores", dijo el reverendo John Jenkins, rector de Notre Dame, entonces las organizaciones religiosas se convertirán en "meros instrumentos para el ejercicio del poder del gobierno" y "moralmente al servicio del Estado".

La demanda de Notre Dame es una de las 12 demandas presentadas por 43 demandantes el lunes pasado contra la regulación de Obamacare. Además, otras instituciones ya han presentado demandas en busca de la protección de la libertad religiosa.

Los demandantes que han emprendido acciones judiciales contra el mandato de Obamacare incluyen instituciones católicas, instituciones protestantes, dueños de negocios que son religiosos y varios gobiernos estatales.

Además, una universidad religiosa anunció recientemente que dejará de ofrecer un plan de seguro médico para estudiantes porque Obamacare exigía que el plan incluya artículos o servicios que violan las creencias religiosas de esa institución.

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha tildado el mandato de Obamacare como una violación "sin precedentes" de la libertad religiosa por parte del gobierno federal.

La creciente presión destaca el potencial de que una política centralizada de salud entre en conflicto con la conciencia. Esto nos lleva a una pregunta a largo plazo: si las instituciones religiosas serán capaces de soportar la aplastante presión, cada vez mayor, de la regulación federal hasta el punto de que invade de forma cada vez más profunda la privacidad de nuestras opciones y toma de decisiones.

La regulación llevada ante la justicia por Notre Dame y otros es sólo una pequeña parte de un gigantesco esquema legal y regulatorio que aún sigue implementándose.

Aquellos que tratan de defender la libertad religiosa deberían hacer causa común con aquellos que defienden la libertad en general. Una sociedad que abandona su compromiso moral y político con la libertad en general, estará menos dispuesta y será incluso hostil a la protección de la libertad religiosa en particular.

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