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Fundación Heritage

Los hijos y la guerra cultural

Ya vaya su hijo a la escuela pública o privada, debería estar muy al tanto de qué y cómo le enseñan. ¿Cuándo fue la última vez que usted cogió el libro de Lengua o de Conocimiento del medio de su hijo y lo leyó?

Rebecca Hagelin

Viajando por todo Estados Unidos para promocionar mi libro Home Invasion, me encuentro con la desesperación casi unánime de padres que están hartos de batallar por salvar el alma y la mente de sus hijos.
 
Como madre de tres adolescentes, debo admitir que a veces me canso de luchar mi propia batalla contra la cultura actual. A menudo es difícil, cansado y hasta tedioso. Pero educar a mis hijos para que se eleven por encima de esta cultura hace que la batalla valga la pena y que mi cometido sea inquebrantable.
 
La buena noticia es que los padres americanos están cada vez más preocupados con esta cultura pop que glorifica el sexo sin sentido, la violencia absurda, la falta de civilidad, las familias rotas y el narcisismo. La mala noticia es que demasiados padres todavía no se dan cuenta que el primer paso para proteger la inocencia y la vida de sus hijos es que se decidan a ser verdaderos padres.
 
¿Por dónde empezar? Aquí tiene 5 pasos a seguir:
 
1. Visualice, evalúe, compare
Visualice el tipo de adulto que usted quiere que su hijo llegue a ser. Sea usted conservador, liberal, progresista o centrista, todos los padres decentes quieren prácticamente lo mismo para sus hijos. Todos queremos que crezcan y tengan sus propias familias felices. Todos queremos que sean de personalidad agradable; responsables, honrados, saludables y valientes; que sepan respetar y sean respetados. Pero tomarse el tiempo para de verdad visualizar el futuro de nuestros hijos nos recuerda que tenemos que hacerlo lo mejor posible cada día para formarlos y que sean todo lo que su potencial les permita llegar a ser.
 
A continuación, evalúe qué es lo que su hijo consume de los medios de comunicación. Según un informe reciente de Kaiser Family Foundation, los adolescentes de hoy se pasan unas seis horas y media cada día usando los medios de comunicación. El canal de preferencia número 1 de las niñas es el escabroso MTV; el género musical número 1 de los chicos de todas las razas y niveles socioeconómicos es el frecuentemente vulgar rap-hiphop; el 90% de los niños que entran en Internet se encuentran de pronto con porno duro simplemente porque sus padres no se tomaron el trabajo de instalar un filtro como el de B-Safe. ¿Qué es lo sus hijos están viendo y oyendo? ¿Lo sabe siquiera? Es hora de pasar algo de tiempo en el mundo de sus hijos para averiguar qué tipo de mensajes les están metiendo en sus cerebros que se están desarrollando.
Y ahora compare. Los mensajes y los productos con los que su hijo se deleita, ¿le están enseñando los valores y el comportamiento que usted desea que su hijo tenga como adulto? Si su visualización y lo que usted ha descubierto no concuerdan, es hora de dar el segundo paso.
 
2. Comprométase a batallar a diario
Créame, será una batalla diaria. Los ataques de esta cultura mortal son incesantes. La decencia está siendo atacada desde los anuncios publicitarios a la ropa estilo pandillero para chicos y de mujerzuela para las chicas, en las películas, revistas, juegos y música dirigidos al público juvenil. Intente acabar con su influencia día tras día y triunfará. Cada mañana me despierto con una simple oración: “Señor, por favor ayúdame en este día a defender los valores y estándares que mi esposo y yo hemos determinado para nuestra familia”.
 
3. Enséñele a su hijo que él tiene un valor intrínseco a los ojos de Dios
El regalo más preciado que le podemos dar a nuestros hijos es que sepan que hay un Dios que los ama y los conoce por su nombre. Debemos enseñar a nuestros niños que el Dios del universo está intensamente interesado en ellos y que conoce cada aspecto de sus vidas y que quiere lo mejor para ellos. La cultura de hoy le enseña hasta al niño más pequeño que está en el mundo por accidente y que es otra criatura más en un planeta grande e impersonal, nada distinto de cualquier otro animal. No es sorprendente que los niños de hoy en día sufran de depresión y soledad en cantidades que rompen récords.
 
4. Mejore su vida familiar
Hace unos años la consigna era “Lo que cuenta es la calidad del tiempo no la cantidad”. Falso. Los niños necesitan una buena dosis de ambos por parte de sus padres. Si pensamos que pasando una fantástica hora al día con nuestros hijos podemos contraatacar la basura negativa con la que los bombardean 24 horas al día, 7 días a la semana, nos estamos engañando. Olvídese de esas actividades sin sentido que absorben el tiempo de todos y dejan a la familia estresada y exhausta. Pase más tiempo hablando con sus hijos y menos tiempo mirando la tele. La Fundación Heritage investigó unas estadísticas acerca del profundo impacto que el simple acto de comer en familia tiene sobre nuestros niños y descubrieron que los adolescentes que cenan en familia dos veces a la semana o menos son doblemente más propensos a fumar, beber y usar drogas que los adolescentes que comían frecuentemente con su familia.
 
5. Involúcrese personalmente en la educación de su hijo
Ya vaya su hijo a la escuela pública o privada, debería estar muy al tanto de qué y cómo le enseñan. ¿Cuándo fue la última vez que usted cogió el libro de Lengua o de Conocimiento del medio de su hijo y lo leyó? ¿Sabe usted qué es lo que le están enseñando en Historia? ¿Y las clases sobre sexo? Revise las listas de los libros que el niño debe leer y niéguese si son basura moderna estilo pop. Lo importante es recordar que usted, como padre, tiene todo el derecho —y la responsabilidad final— de asegurarse bien de que a su hijo están educándolo y enseñándole bien.
 
©2005 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg
 
Rebecca Hagelin es Vicepresidenta de Comunicaciones y Marketing de la Fundación Heritage
 
Libertad Digital agradece a la Fundación Heritage el permiso para publicar este artículo.

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