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Gabriel Calzada

El gorila rojo perjudica seriamente la salud

El motivo de este nuevo ataque contra las libertades más básicas de los venezolanos puede ser un intento de disimular el rotundo fracaso de la política socialista en materia de salud a través del derribo del sistema privado.

"La hermosa experiencia democrática venezolana" y su líder, Hugo Chávez, avanzan a paso militar aplastando cada reducto de libertad y propiedad privada que van encontrando a su paso. Hay casos como el cierre de RCTV que al menos han logrado hacerse un hueco en los medios de comunicación, permitiendo la protesta de todos quienes defendemos la libertad de los individuos, vivamos donde vivamos. Sin embargo, otras actuaciones despóticas y liberticidas del presidente venezolano no parecen tener cabida en la prensa de un Occidente tan entregado a lo "social" que no se atreve a denunciar el socialismo real que padecen todavía millones de personas.

Un claro ejemplo de este vergonzoso y atronador silencio es el del proceso de nacionalización de todo el sector sanitario en Venezuela. La idea del gorila rojo es acabar con el ejercicio privado de la medicina y con la descentralización del sistema sanitario del país.

El motivo de este nuevo ataque contra las libertades más básicas de los venezolanos puede ser un intento de disimular el rotundo fracaso de la política socialista en materia de salud a través del derribo del sistema privado. En la actualidad se calcula que entre el 80 y el 90 por ciento de los hospitales públicos tiene graves problemas de abastecimiento como consecuencia de las nefastas políticas implementadas que atacan la libertad de médicos, pacientes y proveedores de bienes y servicios.

Parece que una evidencia tan clara de la superioridad de las relaciones voluntarias en un sector tan esencial como el de la medicina no puede tolerarse por parte de quien considera la salud de los ciudadanos un instrumento político. Según Chávez, sin embargo, la razón de esta estatización es la "oposición encontrada en algunos gobernadores a la modernización de hospitales" unida a la "degeneración de la profesión del médico" a la que, de acuerdo con sus peculiares ideas, conduce la existencia de clínicas privadas.

La demagogia del líder totalitario habla de la "responsabilidad de todos los venezolanos" a la hora de rechazar el "horroroso sistema ese de la descentralización hospitalaria". Para Chávez, la relación libre y contractual entre médico y paciente supone la mercantilización de la medicina, un fenómeno al que hay que poner freno. Su plan consiste en la integración de todos los centros sanitarios en un nuevo sistema nacional centralizado y en la imposición de controles de precios en todos los servicios médicos. Una vez dado este primer paso se aplicarán sanciones entre las que destacan las expropiaciones.

Si esta brutal táctica no le funciona, el presidente se ha declarado "dispuesto personalmente a enfrentar esas oposiciones y pulverizarlas". Hasta tal punto llega su obsesión por nacionalizar toda la sanidad que ha llegado a afirmar que "si tuviera que irme yo mismo a tomar el control de un hospital (...) voy yo mismo con el batallón a tomar el control del hospital."

La defensa de lo que queda del sistema privado de salud en Venezuela no es ya sólo una cuestión de eficiencia económica para salvaguardar la salud de los venezolanos, sino que es imprescindible para el mantenimiento de una sana sociedad de individuos libres y responsables a la que todos los amantes de la libertad deberían unirse.

© AIPE

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