Menú
Gabriel Calzada

Empresarios españoles de mentirijillas

Esta gente sigue confundiendo la mejora de sus cuentas con la mejora de la competitividad. Y lo peor es que no les importa si sus resultados mejoran como resultado de haber recibido el favor de los consumidores o no.

Hace tiempo que pienso que los empresarios españoles, hablando en términos generales, o son unos cobardes o una panda de socialistas en busca de privilegios y rentas ajenas. La reciente reunión del Consejo de Cooperación Económica, que integra a 120 grandes empresas de Italia, Francia, Portugal y España, ha logrado que me reafirme en mi visión y que la extienda a todos esos países.

En nombre de la competitividad de la economía europea, estos empresarios y gestores de pega han hecho toda una serie de propuestas al Consejo Europeo que son para echarse a llorar o, quizá mejor, a boicotear. Dicen los señoritos que la mejora de la competitividad requiere "reforzar la represión a la economía sumergida". Yo creía que la competencia mejora quitando las barreras que hacen que muchos ofertantes tengan que desarrollar su trabajo en el mercado no oficial, pero no veo cómo aplicando represión sobre estas personas puede mejorar la competitividad; si acaso todo lo contrario.

Esta gente sigue confundiendo la mejora de sus cuentas con la mejora de la competitividad. Y lo peor es que no les importa si sus resultados mejoran como resultado de haber recibido el favor de los consumidores o no. Así que no les basta con las múltiples subvenciones que reciben para vender en el extranjero a través de las organizaciones estatales y regionales para el fomento de la exportación, sino que ahora quieren que los políticos les constituyan una agencia comercial europea. No tienen vergüenza.

Por otro lado, estos empresarios de mentirijillas parecen haberse dado cuenta de que sin un sistema energético sólido que evite los cortes de suministro a la industria será difícil mantener el actual tejido industrial y, más aún, atraer inversiones extranjeras. En esto tienen razón pero en lugar de denunciar el intervencionismo europeo y la artificial burbuja renovable en la que nos han metido políticos, ecologistas y empresarios sin escrúpulos se dedican a pedir "una diplomacia energética", que suena a algo así como un perfume para quitar el olor a mierda.

Esta gente no tiene remedio. Se han arrimado tanto y durante tanto tiempo al poder político que ya no sabe cómo subsistir sin sus ventajas, privilegios y promociones. Parece como si ya ni siquiera supieran qué es un mercado competitivo. Darían lástima si no fuera porque muchos de ellos se forran a base de cuentos chinos y dinero del contribuyente. ¿Cuánto tendremos que esperar para ver a asociaciones de verdaderos empresarios exigir libertad de mercado y eliminación de privilegios como forma de mejorar nuestra maltrecha capacidad de competir y revitalizar los fundamentos morales de un mercado asfixiado por el intervencionismo estatal?

En Libre Mercado

    0
    comentarios