Menú
GEES

Alianza de civilizados

Con la Alianza de Civilizaciones de Zapatero se está santificando el burka, la lapidación de los homosexuales como Zerolo, y la igualdad de la sharia a nuestro orden jurídico y de perfecta aplicación para las comunidades musulmanas en nuestro suelo.

Cara a las elecciones, y con el fin de ganarlas, la política de inauguraciones es un instrumento muy querido por los gobernantes. Rodríguez Zapatero no podía ser menos y entre saraos y aperturas de infraestructuras varias, ahora se le antoja un nuevo acto circense, esta vez de corte internacional: la cumbre sobre la Alianza de Civilizaciones que tendrá lugar esta misma semana, aquí en nuestra tierra. Puede muy bien ser que Zapatero considere este foro una oportunidad para la foto, imbuido como está en su buenismo ramplón. Pero si se le tuerce el nivel de representación internacional, algo en lo que está medio ministerio trabajando en este momento, su sonrisa puede que se le quede más bien helada.

En todo caso conviene recordar algunos hechos básicos. Esta propuesta, auténtica niña bonita de la acción exterior de Rodríguez Zapatero, nació en el viaje del presidente español a la asamblea de la ONU, en septiembre de 2005, de una manera relativamente improvisada, pero claramente ideada como un intento de deslegitimar los esfuerzos internacionales en la lucha contra el terrorismo jihadista. Y quien lo dude no tiene más que consultar la página web de exteriores dedicada a este tema y leerlo en su primer documento. Para Rodríguez Zapatero, el mismo dirigente que afirma sin ruborizarse que el cambio climático ha causado ya más muerte que el terrorismo, o que la solución para el terrorismo pasa por la liberación de la mujer, es siempre el diálogo y no la fuerza de donde puede arrancar una solución a cualquier problema. También en el caso del jihadismo.

Pero Rodríguez Zapatero, por su obcecación de su antiamericanismo latente, queriendo acabar con la idea de un choque de civilizaciones, no se da cuenta de que promoviendo una Alianza de civilizaciones está errando el tiro y, provocando últimamente, lo que aspira a evitar. En el jihadismo, no hay civilización que valga. Si quiere, como anuncia en la ONU, buscar una solución al radicalismo, no debería meter a civilización alguna de por medio, sino lidiar con los actores causantes del mismo y que, como siempre, son bien materiales: líderes religiosos musulmanes, dirigentes árabes, ONGs al servicio de la violencia, y los grupos terroristas. Rodríguez Zapatero culpando a las civilizaciones, impide cualquier solución práctica. Las civilizaciones no hablan, porque no tienen ni voz ni cuerpo institucional sobre el que descansar. Los Estados sí. Y son a ellos a quien hay que hacer responsables de cuanto ocurra en su territorio y ámbito de soberanía.

En segundo lugar, Rodríguez Zapatero pretende con esta iniciativa rebajar la polarización global de la que él habla, evitando tratar temas que sean divisivos. Así, no hay nada que permita hablar de reciprocidad en esta Alianza, ni el menor atisbo a un principio tan cristiano como asumido por la izquierda, de que todos los seres humanos somos iguales. Con la Alianza de Civilizaciones de Zapatero se está santificando el burka, la lapidación de los homosexuales como Zerolo, y la igualdad de la sharia a nuestro orden jurídico y de perfecta aplicación para las comunidades musulmanas en nuestro propio suelo.

Las Alianzas siempre se han generado por afinidad de valores y frente a quien arremete contra ellos. No es este el caso. La Alianza de Rodríguez Zapatero es, una vez más, un proyecto de claudicación de todo aquello que somos y que nos sirve de identidad, frente a sus enemigos. Que explique cómo va a lograr imponer la agenda moderada en el mundo musulmán con esta iniciativa que está amparada por Irán y por Erdogan, cada uno por sus propios intereses y que nada tiene que ver con el proyecto del presidente español.

Como dijo una vez Tony Blair cuando le preguntaron sobre la cosa, "lo que de verdad necesitamos es una alianza de civilizados". Fuera de ellos solo están los bárbaros con los que se quiere aliar Rodríguez Zapatero.

En Internacional

    0
    comentarios