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Atreverse a ganar

Hasta que el Partido Popular se decida de una vez por todas a aceptar que hizo lo correcto desde el punto de vista moral, político y estratégico, la izquierda le seguirá persiguiendo allí donde se esconda.

En España hay dos tipos de personas. Primero aquellas que desean una derrota americana en Irak y una guerra civil permanente. Ustedes ya saben a quién nos referimos. La izquierda española quiere y espera la derrota aliada en Irak. Busca usarla contra el PP, anotando los muertos de la postguerra en el debe del partido de Rajoy. Lo ha hecho, lo hace y lo hará.

En segundo lugar, están aquellos que desean la pacificación, la derrota islamista y un régimen digno en Bagdad. Es decir, la victoria. ¿Se encuentra el PP entre ellos? Incomprensiblemente, en los últimos años ha aceptado la propaganda izquierdista, que se caracteriza por dos cosas: ver la derrota americana como irremediable y considerar al PP como el culpable máximo de la misma.

En los últimos años, el PP ha admitido las dos, tratando de rehuir el tema. Pero cuanto más ha escapado de Irak, más de cerca le ha perseguido el PSOE con el fantasma de la derrota. Muy a su pesar, ni un solo día se ha librado de ello. Lo que muestra que huir de una decisión tomada no garantiza el éxito. Más bien garantiza lo contrario; el derrotismo conduce a la derrota.

Pero ahora la situación está cambiando; la derrota en Irak está dando paso a la victoria. Victoria que ni El País ni el PSOE desean. Así que si el PP hubiese hecho suya la decisión tomada, la victoria que hoy se perfila le correspondería por derecho, la izquierda se tragaría sus palabras y a los principios se unirían los resultados. Eso es ganar.

Hasta que el Partido Popular se decida de una vez por todas a aceptar que hizo lo correcto desde el punto de vista moral, político y estratégico, la izquierda le seguirá persiguiendo allí donde se esconda. El PP tomó una decisión incomparablemente más decente que la huida y la rendición que pregona el periódico que le leyó la cartilla a Juan Costa el jueves pasado. Ahora la victoria de unos podría ser la derrota de otros. Es cuestión de creer en la capacidad de vencer sin tener que pedir permiso a nadie para ello. Cuestión de atreverse a ganar.

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