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Bono, con el mazo dando

Ahora empieza a quedar claro que Zapatero y el PSOE que le rodea se están convirtiendo en una castiza mezcla de la familia Médicis y Largo Caballero. Ya sabe el lector; la quema de iglesias y la confidencia y la puñalada por la espalda a la salida de misa

Si es un hecho históricamente comprobado que la izquierda tiene una idea patrimonialista del poder y de las instituciones, en sólo tres años ha quedado demostrado que Zapatero la tiene, además, aristocrática y nobiliaria. Desde su palacio en Moncloa, eleva el dedo y reparte cargos y prebendas con la misma facilidad del que nacía para hacerlo legitimado por la sangre real. Eso sí, rodeado de cortesanos.

La última, en relación con los apaños de precampaña electoral. En plena legislatura, a varios meses de las próximas elecciones, se dedica a repartir títulos con donaire principesco. Y esta vez con un Jose Bono al que no le es ajena la vida política cortesana, aristocrática, de confidencias y conspiraciones varias. Ahora amenaza con sustituir el bastón de mando con el que arengaba a las tropas cuando era ministro de Defensa, con el imaginado mazo con el que arengar a sus señorías los diputados. Veremos si con el mismo entusiasmo de general prusiano del siglo XIX que empleaba entonces.

Hay un problema, naturalmente. La Presidencia del Congreso de los Diputados no es un cargo para que Zapatero especule con amigos o enemigos. El presidente del Congreso es la tercera autoridad de la Nación y del Estado, y debe surgir de la propia Cámara según exigen los procedimientos constitucionales. Zapatero no es nadie para negociar el cargo; serán los representantes de la Nación que surgan de las próximas elecciones generales los que deben elegir al presidente de las Cortes en su momento.

Mientras, parece que Bono ha sacado algo de tiempo de sus excursiones con Zerolo para salir a decir dos cosas. La primera, que no está de acuerdo con la política que está haciendo Zapatero, cosa que acostumbra a decir aunque no se le pregunte. Y en segundo lugar, en consecuencia, que estará encantado de aceptar el cargo y ponerse a su disposición. Uno y otro tienen amplia experiencia en decir una cosa y hacer la contraria mientras esperan que ocurra una tercera. Ejercicio interesante, siempre y cuando no se haga con el futuro de la Nación.

Zapatero y Bono, Bono y Zapatero, negocian sus títulos como nobles o príncipes; es el refinamiento absoluto del patrimonialismo del PSOE, convertido ya en una casta especial. Le caracteriza el uso de los recursos nacionales para las intrigas y ambiciones personales de unos y otros. Sin excesivos prejuicios morales o ideológicos, se ruega a Dios y se golpea con el mazo a la vez. Ir a misa y pretender cerrar la iglesia al mismo tiempo. Ahora empieza a quedar claro que Zapatero y el PSOE que le rodea se están convirtiendo en una castiza mezcla de la familia Médicis y Largo Caballero. Ya sabe el lector; la quema de iglesias y la confidencia y la puñalada por la espalda a la salida de misa. O de la ópera. Eso sí, todos de etiqueta.

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