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Carroña fresca para la izquierda

Hadithas siempre los ha habido y siempre los habrá. Hay que investigarlos, juzgarlos y castigarlos y hay que estar siempre esforzándose por prevenirlos, pero pasa como con los accidentes de tráfico, la única manera de suprimirlos es acabar con el tráfico.

Los que con tal de humillar a los Estados Unidos desearían restaurar a Sadam en el poder o quizás ponerlo en manos de Zarqawi, están de enhorabuena. Tienen una nueva masacre con la que regodearse. No los 28 muertos y 62 heridos el sábado 3 en un mercado de Basora, de un total de 42 asesinados y docenas de heridos en ese mismo día, lo que no incluye los restos de 12 personas descubiertos por la policía, ocho de ellos meras cabezas. Tampoco los 21 asesinados en la mañana del domingo 4, tras ser obligados a bajarse de dos minibuses. Doce eran estudiantes de bachillerato que iban a examinarse. Procedían de una barriada de mayoría chií. Del total de los muertos, 19 era turcomanos chiíes y dos kurdos (normalmente suníes). A otros cuatro viajeros les perdonaron la vida. Eran suníes, suponemos que árabes.

No. La masacre que a durante los próximos meses desgarrará los tiernos corazoncitos izquierdistas y hará estallar numerosos y potentes artefactos explosivos de naturaleza moral y esmerada elaboración contra los que combaten a los que dinamitan populosos mercados y fusilan bachilleres a quemarropa la cometieron, si no hay error, los marines americanos el pasado 24 de noviembre en la pequeña localidad de Haditha, entronizada ya en los altares del progresariado.

Encabezando las sangrantes vísceras cardiales americanas el New York Times inicia así su primer editorial del domingo 4 de junio: "la apparent matanza a sangre fría"... Apparent significa en primer lugar "claro, patente, obvio", pero también puede significar "aparente". Curioso que su diatriba comience de forma tan ambigua. ¿Se está guardando las espaldas, por si acaso? Donde no hay ni rastro de ambigüedad sino pura estupidez canallesca o necia canallada es en lo de "a sangre fría". Así fue como planificó su atentado el hombre-bomba de Basora o los asaltantes de los minibuses, pero los infantes de marina actuaron en un arrebato de locura de los que están atiborradas las guerras, todas las guerras; por eso todas son malas, pero no tanto como dejar que indefinidamente campen por sus respetos déspotas salvajes que gasean a su propia población y llenan su país de centenares de fosas colectivas, mientras invaden a vecinos, subvencionan terroristas y se desviven por adquirir armas de destrucción masiva.

Hadithas siempre los ha habido y siempre los habrá. Cualquier democracia, cualquier causa y bando democrático tiene en su haber muchos que lamentar y de los que avergonzarse. Hay que investigarlos, juzgarlos y castigarlos y hay que estar siempre esforzándose por prevenirlos, pero pasa como con los accidentes de tráfico, la única manera de suprimirlos es acabar con el tráfico. En eso el fundamentalismo pacifista tiene razón. Ningún civilizado se hace hoy día ilusiones sobre la guerra pero muchos ilusos no se enteran de que la civilización hay que defenderla. Para el que crea que la de Sadam o Bin Laden es mejor, eso ya es otra cosa. Para ellos la implacable explotación del trágico acontecimiento.

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