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Comprar a los militares

El Ministro debería saber que el espíritu militar no es algo que pueda comprarse con dinero.

El Ministro de Defensa se propone subir el sueldo a los suboficiales de las Fuerzas Armadas con la complicidad de Rodríguez Zapatero y la reticencia del Ministro de Hacienda. Con la demagogia que es consustancial al personaje, Pepe Bono amenazó con dimitir sino conseguía doblegar la resistencia a sus planes del Vicepresidente Segundo del Gobierno y amo del tesoro público.
 
Bono pretende con este anuncio congraciarse con un colectivo militar cada vez más desmoralizado e indignado con el actual titular del Departamento. La decisión del Ministro de retirar el lema de la Academia del Talar, “A España servir hasta Morir”, fue tan solo la gota que colmó el vaso de un colectivo que recela profundamente de la demagogia del Ministro, inquieto por la deriva pro-independentista del actual Gobierno y perplejo ante las ínfulas pacifistas que exhibe el actual Ministro de la Guerra cada vez que tiene ocasión.
 
Una parte de este descontento empezaba además a cristalizar en un movimiento asociativo dentro de las Fuerzas Armadas, especialmente intenso entre los suboficiales, que el Ministro de Defensa está dispuesto a abortar aunque para ello tenga que comprar uno a uno a cada uno de sus miembros.
 
La subida del sueldo es sin duda una medida necesaria, pues nuestros militares habían quedado desfasados retributivamente respecto a otros colectivos de servidores públicos, especialmente los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Sin embargo se equivoca el Ministro si cree que con ello ha solucionado el más grave problema que sufren nuestros ejércitos: la desmoralización de su personal. Aún en mayor medida que dinero, lo que necesitan nuestros militares es recibir unos valores de los que su jefe político carece absolutamente y recuperar un sentido de la vocación militar que el Ministro destruye con cada declaración que realiza. Les gustaría además servir a un Gobierno que crea en la misma Patria por la que ellos están dispuestos a dar la vida si llega el caso.
 
Es más, la subida retributiva que con argucias parece va a arrancar el Ministro de Defensa puede terminar convirtiéndose en un quebradero de cabeza para el Gobierno. En primer lugar, va a crear múltiples agravios comparativos con otros colectivos de servidores públicos, desencadenando una escalada generalizada de las retribuciones de los funcionarios. Segundo, dentro de las mismas Fuerzas Armadas creará mayores diferencias de sueldo entre las diferentes escalas y destinos lo que se convertirá en fuente de nuevos descontentos. Finalmente, la subida propuesta no solucionará el grave problema de déficit de tropa y marinería que padecen nuestros ejércitos ni el que empieza a atisbarse de falta de vocaciones para las escalas superiores de oficiales. El Ministro debería saber que el espíritu militar no es algo que pueda comprarse con dinero.

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