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Compromisos secretos

La realidad no es que Rodríguez Zapatero no haya pagado un alto precio a los terroristas por un defectuoso alto el fuego con fecha de caducidad, sino que el presidente probablemente no ha podido pagar el precio desorbitado al que se había se comprometido.

Rodríguez Zapatero sigue sin dar ninguna información a los españoles sobre la frustrada negociación que ha mantenido con ETA en los últimos meses o años. Tras el fracaso de ese proceso, el presidente del Gobierno está obligado a ofrecer esa información a todos los españoles, aunque sólo fuera para desmentir la insistencia de su interlocutor en la existencia de unos supuestos compromisos de Zapatero con los asesinos que luego habrían sido incumplidos.

Todos los portavoces socialistas repiten estos días que la mejor prueba de que no ha habido claudicación alguna del presidente en este proceso es que ETA ha vuelto a matar, para acto seguido descalificar a Mariano Rajoy por decir exactamente lo mismo, que no se puede negociar con terroristas porque, si no cedes, hay bombas. Pero la realidad no es que Rodríguez Zapatero no haya pagado un alto precio a los terroristas por un defectuoso alto el fuego con fecha de caducidad, sino que el presidente probablemente no ha podido pagar el precio desorbitado al que se había se comprometido para arrancar a la banda ese alto el fuego.

En el marco del proceso de negociación Zapatero ha permitido la presencia en el parlamento de Vitoria del Partido Comunista de las Tierras Vascas, ha reconocido a un partido ilegal como Batasuna como un interlocutor político necesario, ha dado consideración de hombres de paz a sanguinarios terroristas, ha rebautizado a los atentados como meros accidentes, ha dado instrucciones al Fiscal General del Estado para que atenúe su acción contra los terroristas, ha presionado al Supremo para que ralentice o suavice determinados procedimientos como el de las Herriko Tabernas, ha obviado el terrorismo callejero y la extorsión, ha reconocido públicamente el derecho de los vascos a decidir su futuro, ha aceptado la posibilidad de una mesa de partidos para la normalización del País Vasco sin necesidad de que ETA desapareciera previamente, ha asumido estudiar la creación de algún tipo de órgano común vasco-navarro, ha sacrificado a aquellos socialistas navarros más opuestos a las tesis expansionistas del nacionalismo vasco, ha roto el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo firmado con el Partido Popular, ha filtrado a la banda terrorista operaciones policiales en marcha, ha dado total impunidad a Batasuna para que actúe como si fuera de hecho un partido legal. La relación podría ser más exhaustiva, pero es innegable que a lo largo de este proceso de negociación Zapatero ha pagado un alto precio a los terroristas por su falso alto el fuego.

El problema es que, según Gara, Zapatero había prometido a los terroristas mucho más que todo eso. Había prometido la legalización de Batasuna, había prometido la paralización de todos los procesos judiciales, había prometido impunidad policial para los terroristas, había prometido el reconocimiento efectivo del derecho de autodeterminación y había prometido Navarra.

Es más que probable que sepamos pronto la verdad sobre qué se ha negociado y qué compromisos han asumido cada una de las partes en este proceso. La tristeza sería que al final los españoles conozcamos esa información de manos de los terroristas y no de nuestro presidente del Gobierno. Fracasado su proceso, Zapatero debería ahorrarnos, al menos, esa nueva humillación.

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