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El beso de la muerte

Si Schröder saliera del gobierno, ZP no sabría a quién llamar

El sonriente presidente español, Rodríguez Zapatero, envió este mismo lunes un telegrama de felicitación a Gerhard Schröder. El acto pone de relieve la falta de escrúpulos y principios democráticos de ZP, pues no sólo se está adelantando a los acontecimientos, habida cuenta de la complejidad en formar gobierno en Alemania a la luz de los resultados electorales, sino también por considerar ganador a quien ha salido menos votado de entre los dos grandes. Ya sabemos que conceder la victoria a la fuerza política más popular no es del gusto del socialismo español, como se ha visto en Galicia.
 
Igualmente, la apresurada nota de felicitación pone de relieve la angustia internacional y la soledad absoluta en la que se encuentra el gobierno español. Con un Chirac tan decadente que ya ni siquiera goza actuando de amo de la Moncloa, el único aliado posible de Rodríguez Zapatero es el demagogo y manipulador canciller alemán. Con Blair, a pesar de su forzada visita de finales de julio, las cosa no salen muy bien y cada que vez que hablan, suenan dos discursos antagónicos. Si Schröder saliera del gobierno, ZP no sabría a quién llamar.
 
Y tal como van las cosas por Berlín, puede muy bien que no siga. Los liberales ya han dicho que no formarán parte de un gobierno liderado por el SPD, lo que deja al partido de Schröder pendiente de los Verdes (con los que no contaría con la mayoría de escaños) y del posible apoyo que le pudieran prestar para la investidura los comunistas y radicales de izquierda (pero Lafontaine tiene tal odio a Schröder, que resulta poco probable).
 
Por el contrario, la CDU-CSU, que cuenta con sus socios liberales, podría llegar a un pacto de gobierno con los Verdes, lo que le otorgaría 337 escaños, treinta más de la mayoría absoluta. Joska Fischer, líder natural de los Verdes, pero que no ostenta cargo formal alguno dentro de ese grupo, ha dicho que él no hará nada por obstaculizar esta posibilidad, aunque a él lo que le pide el cuerpo es seguir siendo el ministro de exteriores de la coalición verdi-roja.
 
Si, en contra de lo que espera el pueblo alemán, CDU y SPD llegaran al convencimiento de que la única opción posible es formar una gran coalición, eso exigiría con toda seguridad que tanto Schröder como Merkel se quedaran al margen del gobierno. No otro pude ser el precio personal a pagar por esta alternativa.
 
En fin, que Rodríguez Zapatero no sólo se ha tirado a la piscina antes de mirar si estaba llena o vacía y se puede dar un buen batacazo. Ha apostado por un perdedor, siguiendo su buena tradición electoral y si, al final, sale Merkel con un gobierno a lo jamaica, esto es, negro por la CDU, verde por los verdes y amarillo por los liberales, veremos que nota le hace llegar a Merkel.

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