Menú
GEES

El lobby norteamericano

La crisis del periódico neoyorquino estaba servida desde hace meses, cuando tuvo que reconocer que parte de sus historias eran inventadas. ¿Reconocerá ahora que además publica lo que se inventan otros?

Cuando el PSOE de Zapatero llegó al gobierno se arrancó, entre otras muchas cosas, con la denuncia de haber mal utilizado un lobby washingtoniano en la defensa de los intereses españoles. Bernardino León afirmó en una de sus comparecencias parlamentarias que el contrato seria cancelado de inmediato. Ya se sabe que el tiempo es relativo en política y lo inmediato se convirtió en varios meses, entre otras cosas porque incluso el ejecutivo socialista está sometido a los contratos válida y legalmente refrendados.

Con todo, el ejecutivo salido del 11-M afirmó con rotundidad que no emplearía el lobby de Aznar. Lo cual, como tantas otras cosas, no es cierto y si no que el ministro de Asuntos Exteriores explique cómo consiguió sentar a su mesa, en la residencia del embajador español, a un par de senadores en su primera visita a la capital americana. Y, sobre todo, cuánto le costó.

Hoy publica el New York Times un editorial que, por su desvergüenza, sólo puede explicarse porque el gobierno haya empleado algún medio de presión para su publicación. Más que de la redacción del diario parece salido de Ferraz directamente. El abandono de Pipper Rudney, el anterior lobby, parece haber sido compensado por el trabajo de uno de los ejecutivos del bufete de Kissinger asociados, particularmente próximo al socialismo español. En su haber se cuentan dos editoriales del New  York Times, incluyendo el de hoy.

La desvergüenza del periódico norteamericano va unida al desconocimiento. Es una loa a la figura de Rodríguez Zapatero por haber sido capaz de haber puesto punto y final a las ansias de autonomía y reconocimiento del pueblo catalán, en lucha por sus ideales desde el matrimonio de Isabel y Fernando. El editorial, claro, no dice que Cataluña ya gozaba de una autonomía que supera con mucho a la que tienen los propios estados dentro de Norteamérica, ni comenta el grado de abstención en el referéndum del pasado domingo. Son cosas despreciables.

La crisis del periódico neoyorquino estaba servida desde hace meses, cuando tuvo que reconocer que parte de sus historias eran inventadas. ¿Reconocerá ahora que además publica lo que se inventan otros? Los norteamericanos no tienen nada contra España, como Moratinos acaba de decir tras su entrevista con Rice. Pero cuando ni Bush ni Hillary Clinton quieren recibir al presidente español resulta más que sospechosa la publicación de un editorial ensalzando su figura.

En Internacional

    0
    comentarios