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El País de nunca jamás

Tras lanzar a la izquierda a un debate que El País sabía falso, ahora el periódico se refugia en decir que "una cosa es la responsabilidad penal y otra la política", afirmación que en periodismo es el último refugio de los bribones.

Aznar en el banquillo. O al menos arrastrado hacia él. Desde el diario El País verían con agrado esa posibilidad, sobre todo si es el periódico de Prisa el que arenga a la turbamulta para que conduzca al expresidente ante la justicia. Lo que ésta pueda decir está de más. Lo que importa es que al diario El País le sobran Aznar y otros diez millones de ciudadanos, y no tiene empacho alguno en convertirse en el Charles Lynch intelectual y político contra la derecha liberal-conservadora.

El diario de Prisa debiera hacerse mirar un comportamiento cada vez más enfermizo en relación con determinados temas. Su modus operandi es patológico: en primer lugar, acostumbra a sacar de la despensa una noticia vieja, para recocinarla, adornarla y servirla a sus lectores como gran y escandalosa primicia. Algo que últimamente ocurre con todo lo referido a la guerra de Irak.

En segundo lugar, cada vez con mayor frecuencia, lo publicitado por El País no se deduce de lo publicado por El País. Empieza a ser norma de la casa que los titulares y editoriales vayan por un lado y la información por otro distinto. En el caso de los vuelos de la CIA, lanzó a la opinión pública unas acusaciones falsas, de las que al mismo tiempo rehusó hacerse responsable: bastaba leer la información para concluir que no era eso lo que el titular anunciaba. Todo esto demuestra la estima que el diario de Prisa tiene por sus lectores, pero ese es otro tema.

La cuestión es que ahora este diario ha sido cazado ruidosamente, como un elefante que cae con estrépito en una trampa. El periódico acusó en titulares lo que no podía mostrar en la información. Tiró la piedra y escondió la mano. Ha sido pillado in fraganti, manipulando su propia información, participando de un delito relacionado con los secretos oficiales y enmarronando, por si fuera poco, al Ejecutivo de Zapatero con los vuelos a Guantánamo. Y en las explicaciones dadas el lunes 8, el diario de Prisa la lía aún más. El esfuerzo por defender al mismo tiempo sus descaradas intenciones –acusar sin pruebas a Aznar– y quitarse de en medio por si acaso, es de tal patetismo que invitamos al lector a que, con toda la piedad cristiana posible, lo lea en su totalidad en la misma web del diario.

Tras lanzar a la izquierda a un debate que El País sabía falso, ahora el periódico se refugia en decir que "una cosa es la responsabilidad penal y otra la política", afirmación que en periodismo es el último refugio de los bribones. El diario de Prisa señaló con el dedo la responsabilidad penal durante varios días, y ahora nos dice que de lo que se trataba era de mirar el dedo. Así que ya sabemos; mientras el sabio mira la luna, El País mira el dedo.

No experimentamos placer alguno cuando este diario hace el ridículo dejándose llevar por sus obsesiones y arrastrando a la izquierda con él. Y eso que cada vez le sucede más a menudo. Sea por sus problemas económicos o por la degradación intelectual que le paraliza, el periódico dePrisa se está caricaturizando progresivamente: unos columnistas llaman "tontos de los cojones" a diez millones de españoles, otros hacenapología del maltrato a las mujeresy el diario lanza conscientemente exclusivas escandalosas que no son ni lo uno ni lo otro. Quién sabe, quizá la culpa de esto la tengan también Aznar, Bush, la CIA y Guantánamo. Qué se apuestan a que algún día lo publican. DeEl País, nunca digan nunca jamás.

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