Menú
GEES

Europa ha visto mejores días

Todo el mundo sabe y reconoce que Israel debe poder terminar esta ofensiva con una victoria decisiva sobre Hamás. Es, de hecho, la última posibilidad para los israelíes y los palestinos de lograr una solución de dos Estados.

Si el alto el fuego que para Gaza están promoviendo Francia y Egipto tiene los mismos resultados que el que celebró el presidente francés entre Rusia y Georgia en septiembre, estamos listos. Eso sí, ahora condenamos por igual al que corta el gas, que al que se ve privado de él. Equidistancia europea.

Pero primero, ya que nadie parece hacerlo, hay que decirle a ZP que Hamás no le parece bien a nadie. Por ejemplo, el audaz ídolo de esperanza, Barack Obama, en julio de 2008 en visita a Israel dijo:

Si alguien estuviera lanzando misiles contra mi casa, donde duermen mis dos hijas por la noche, yo haría todo lo posible por detener eso, y esperaría de Israel que haga lo mismo.

Los ex de la OLP tampoco se llevan bien con ellos, entre otras cosas porque intentan matarlos, y a veces lo consiguen, como lo demuestra el golpe de Estado en Gaza en 2007. De hecho, hay más manifestantes en Madrid que en Cisjordania. Por no caer bien, no caen bien tampoco a Egipto, que les tiene declarada la guerra a sus afiliados de la Hermandad Islámica y que les cierra la frontera porque no se fía de ellos. Tampoco le resultan amables a Arabia Saudí porque a pesar de ser sunitas, prefieren el apoyo de Irán que es el gran rival persa, y no árabe. Por fin, claro, el Gobierno checo que, con permiso del omnipresente Sarkozy, ha asumido la presidencia de la UE declaró desde el principio que Israel no era el responsable, e insiste ahora que su operación es defensiva. O sea que Hamás es, salvo por Irán y Siria –Estados ejemplares–, un grupo terrorista abandonado.

¿Quién queda? Pues, quién va a ser, al grito de ¡presentes! unos pocos gobiernos europeos, y todos los medios occidentales al borde la quiebra. Siempre hace falta alguien que tenga a bien legitimar el terrorismo y hacer de correa propagandista al islamismo más radical.

Al proceso de Oslo, los palestinos respondieron con cinco años de terror. A la retirada del sur del Líbano, Hezbolá respondió con la guerra del verano de 2006, aunque la ONU se ha encargado de garantizar su rearme desde entonces. En 2005 Israel se retiró unilateralmente de Gaza, con el resultado del incremento de ataques con misiles y fuego de mortero. Las negociaciones de paz con Siria han sido respondidas con la facilitación de armamento a Hamás.

La conclusión que se deduce es la siguiente. Por raro que pueda parecer a la mentalidad preponderante, sin victoria no hay paz. La supresión de un grupo terrorista de los más crueles que habitan nuestro planeta –¡quién lo iba a decir!– es buena para la paz.

Todo el mundo sabe y reconoce que Israel debe poder terminar esta ofensiva con una victoria decisiva sobre Hamás. Es, de hecho, la última posibilidad para los israelíes y los palestinos de lograr una solución de dos Estados. Ah, y Obama está de acuerdo. ¿Le escucharéis, progres del mundo, o seguiréis como siempre alérgicos a la realidad? O podemos seguir a lo nuestro y a fuerza de repetir la cantinela de que no hay que buscar culpables, acabar siéndolo nosotros.

En Internacional

    0
    comentarios