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Georgia, Zapatero y Putin

El Gobierno español de Rodríguez Zapatero se ha vuelto a revelar como un notorio antiamericano. Todo vale si va en contra de Washington y sus intereses. Si la Rusia de Putin le echa un pulso a Norteamérica, ¿con quién creen que se va a posicionar?

Hay muchos rasgos que distancian a Rodríguez Zapatero de Putin, pero ambos comparten una característica tan fuerte e importante que las diferencias cuentan poco. Ambos son revolucionarios. Y por revolucionarios debe entenderse dirigentes que no están conformes con el actual orden internacional y quieren modificarlo a toda costa. La gran diferencia, no obstante, entre los dos es que Putin quiere el cambio para situar a su país en una posición más determinante (hegemónica, de hecho, en lo que considera es la esfera de influencia de la Gran Rusia), mientras que el más provinciano Zapatero sólo sueña con que Estados Unidos se venga abajo, aunque sólo sea un poquito.

Filtra La Moncloa que Rodríguez Zapatero, el gran ausente del mundo, va a poner más carne en el asador de la agenda internacional. Y como botón de muestra su fugaz tránsito por Barajas, desde las montañas españolas a la Cumbre de la UE sobre la crisis de Georgia. Pero las fotos ya no son suficientes. Hay que darles contenido. ¿Cuál? Su fiel ministro de Exteriores ya lo ha anunciado: España defiende la integridad territorial de Georgia, aunque no está dispuesta a hacer nada para que se mantenga. Frente al reconocimiento unilateral de Osetia del Sur y Abjasia por parte de Moscú, ni una leve protesta en aras del diálogo con un "socio indispensable de Europa".

Europa ha vuelto a dar una gran lección de cobardía. Pero el Gobierno español de Rodríguez Zapatero se ha vuelto a revelar como un notorio antiamericano. Todo vale si va en contra de Washington y sus intereses. Si la Rusia de Putin le echa un pulso a Norteamérica, ¿con quién creen que se va a posicionar?

Mientras Moratinos se escuda en la misión de observación (de una veintena de personas) de la UE, encargada de evaluar las necesidades humanitarias sobre el terreno, Rusia sigue violando a su antojo los términos del acuerdo de alto el fuego cocinado en los fogones de Sarkozy.

Si de verdad el presidente español es tan defensor de los principios de la ONU, de los que se llena continuamente la boca, he aquí lo que debería proponer. Primero, una misión de paz que reemplace cuanto antes a las tropas rusas que separan de facto Osetia del Sur del resto del suelo georgiano; segundo, instrumentar un fondo de reconstrucción que provea de fondos internacionales a las autoridades de Georgia; una misión de equipamiento y entrenamiento del ejército georgiano; enviar a la Guardia Civil para colaborar en la regeneración de las fuerzas de seguridad del estado; invalidar el reconocimiento de los miles de pasaportes rusos regalados intencionalmente por Moscú a los osetios y abjasos. Cualquier otra cosa no es más que una muestra más de la demagogia y manipulación de nuestro sonriente presidente.

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