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Hablar de terrorismo

Entre estos dos modelos tendrán que escoger los españoles el 9 de marzo. El de Zapatero, pactar con ETA el futuro de vascos, navarros y españoles. El de Rajoy, perseguir a la banda hasta su derrota final.

A final de legislatura causa sonrojo tener que recordar que Partido Popular y Partido Socialista, Rajoy y Zapatero, difieren diametralmente en la forma de afrontar el terrorismo etarra. Y que en los próximos años el Estado se comportará de manera distinta ante ETA dependiendo de quién gane las elecciones. Pero más allá de la indignación, conviene ser realistas y dejar claro que en las elecciones generales de marzo los españoles deberán elegir qué tipo de respuesta quieren que su Estado dé a los terroristas.

La primera la de Zapatero: Retomar las negociaciones con los terroristas tal y como lo ha hecho durante esta legislatura. Zapatero cree que es legítimo negociar con ETA, porque cree que los etarras tienen parte de razón en sus objetivos; los dos creen que hay que superar la Constitución de 1978 porque está mal hecha, porque es poco de izquierdas y porque no respeta el derecho a decidir de los vascos. Los dos están convencidos de que la culpable de esta situación es la derecha española de entonces y el Partido Popular de hoy. Así que tras la victoria de Zapatero, hablarán –como ya lo han hecho– de autodeterminación, de Navarra, de legalizar al frente político etarra y de excarcelar a los presos. El resultado final será un cambio en el régimen político español, donde Otegui, Ternera y Gorizelaia se sientan tan a gusto como a disgusto lo hagan María San Gil, Rosa Díez, Mikel Buesa o Fernando Savater.

El otro modelo es el de Rajoy, que es el de Aznar: ni un respiro al terrorismo. Sacarlos de las instituciones, sacarlos de la calle, perseguirlos en España y fuera de ella. Nada se negocia porque nada hay que negociar. Se parte de la base de que el régimen constitucional–pluralista es el mejor de todos, y de que, en caso de retocar la Constitución, en ningún caso se puede hacer a espaldas de los ciudadanos, como ha estado haciendo el Gobierno de Zapatero en los últimos años. Para este modelo, que es el que Sarkozy le ha recordado a Zapatero, se puede y se debe vencer al terrorismo.

Entre estos dos modelos tendrán que escoger los españoles el 9 de marzo. El de Zapatero, pactar con ETA el futuro de vascos, navarros y españoles. El de Rajoy, perseguir a la banda hasta su derrota final. Entre un modelo y otro no caben posturas intermedias; o se pacta con ETA o se la persigue. O se sienta uno a tomar café con los matarifes etarras, o se dedica a perseguirlos, encarcerlarlos y meterlos en la cárcel tanto como sea posible.

En las últimas semanas Rubalcaba y Zapatero están tratando de escurrir el bulto y enmarañar esta diferencia. Primero, subiendo el tono formal de sus declaraciones ante el terrorismo, tono que esconde el mismo fondo que siempre; acabar con la violencia dialogando. Segundo, tratando de convencer al PP de que se olvide la política antiterrorista durante la campaña electoral. Pero con estas cosas no se juega. Hay sangre demócrata y española de por medio. Así que es responsabilidad del PP recordar a los ciudadanos qué es lo que se va a votar en las urnas el 9 de marzo. Hay que hablar de terrorismo, porque además Zapatero tiene muchas cosas que contarnos y muchas respuestas que darnos. Y es el PP quien debe exigírselo día a día, si no quiere acabar chapoteando en el mismo charco electoralista y rufianesco que Zapatero.

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