El comunicado de ETA en Gara dice mucho del futuro. Ni tiene intención de rendirse ni de renunciar a sus objetivos. Algo que sabíamos ya, pero que hoy vuelve a quedar claro. Y sobre todo, las palabras de ETA muestran el profundo desprecio que los terroristas sienten hacia España, sus instituciones democráticas y sus partidos políticos, en especial hacia el PSOE, porque hacia el PP lo que sienten es un odio salvaje. Diferencia importante, porque hace algunos años el odio era patente hacia los dos partidos. Hoy al PSOE sólo le reservan un cruel y criminal desprecio.
Tras la legislatura pasada, todos, empezando por el Gobierno, dicen estar escarmentados por la actitud etarra. Bien. Haciendo un acto de fe, creeremos a los responsables socialistas. Pero así como hace tres años defendieron que había una posibilidad de que ETA abandonara las armas, esta nueva provocación verbal, tras el asesinato de un socialista además, deja las cosas bien claras. El comunicado busca influir en el inicio de la legislatura, y lo hace marcando posiciones: ETA no tiene intención alguna de negociar nada que no sea la independencia y el Anschluss sobre Navarra. Ese es el mensaje con el que abre su particular legislatura 2008-2012.
Estas son las cartas con las que ETA inicia la legislatura. Si aceptamos que el PSOE dice la verdad cuando afirma que nunca más negociará con ETA, y si a ello sumamos que el PP siempre se ha negado a cualquier diálogo con los terroristas, esta legislatura tiene que comenzar con dos iniciativas. La primera, la derogación de la resolución del Congreso que autoriza al Gobierno a negociar con ETA. No puede sostenerse un minuto más esa puerta abierta a las pretensiones terroristas. Y si alguien se niega a cerrarla, que al menos lo explique en el Congreso.
Pero aún hay más. Es exigible que la legislatura comience con la renuncia expresa de los representantes del pueblo español a una nueva aventura con ETA. Es decir, es necesaria una nueva resolución que desautorice al Gobierno a cualquier tipo de contacto con los terroristas. ¿Ha abandonado Zapatero su intención de dialogar con ETA? ¿De veras? ¿Quiere que confiemos en que luchará contra los terroristas? Si ZP no tiene intención de sentarse otra vez con ETA, debería ser el mismo PSOE el que presentara una resolución donde se niegue al Gobierno el permiso para hablar con la banda.
Y por supuesto, el Partido Popular, con su flamante nueva portavoz a la cabeza, debe exigir la derogación de la primera resolución y presentar la segunda; nada mejor que el inicio de la legislatura para que todos los grupos se retraten ante el salvajismo etarra. Porque los ciudadanos, al menos, deben saber a qué va a jugar cada cual en los próximos cuatro años: Quien no está dispuesto bajo ningún concepto a hablar con los asesinos de Isaías Carrasco; quien está dispuesto a hacerlo crimen tras crimen; y quien está dispuesto a sentarse con ellos dependiendo de las necesidades de cada momento.
Cerrar la posibilidad de cualquier negociación con ETA es la forma más evidente de sacar la política antiterrorista del debate político. Si el PSOE quiere, fácil lo tiene. A no ser que no quiera, claro, y sus intenciones vayan por otro lado, que es lo que nosotros nos tememos. En cualquier caso, la actitud ante este tipo de resoluciones es la prueba del algodón. Y éste no engaña.