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GEES

Ilusiones engañosas

La prueba de que no han bajado la guardia está en los nuevos presupuestos de Defensa. Mientras nosotros hablamos y nos resignamos a no hacer nada, Estados Unidos se prepara para un mundo caracterizado por la proliferación de armas de destrucción masiva.

Entre la prensa bienpensante europea la idea de que la segunda Administración Bush ha dejado atrás sus ínfulas neo-conservadoras para asumir una actitud más humilde y dialogante se ha convertido en un lugar común. A menudo esta aseveración llega acompañada de un subidón de autoestima, recalcando el importante papel que Europa tiene en el mundo. La gestión de la crisis de Irán tiene mucho que ver con estas peculiares interpretaciones.

Dicen que Estados Unidos está más colaborador porque emplea tiempo y energías en encauzar la crisis de Irán por vía diplomática. Esto es así porque los servicios de inteligencia occidentales consideran que es imposible que antes de tres años Irán pueda disponer de un arma atómica y que lo más probable es que tarde entre cinco y diez años. En estas circunstancias, como ya hemos indicado en otras ocasiones, la Administración Bush ha comprendido que a ella le corresponde la gestión diplomática y que su sucesora tendrá que afrontar decisiones difíciles. No estamos ante un cambio de política sino frente a unas circunstancias diferentes ¿Por qué habrían de actuar ahora si hay tiempo para agotar la vía diplomática?

La prueba de que no han bajado la guardia está en los nuevos presupuestos de Defensa. Mientras nosotros hablamos y nos resignamos a no hacer nada, Estados Unidos se prepara para un mundo caracterizado por la proliferación de armas de destrucción masiva. Por una parte continúan con sus programas de defensa contra misiles balísticos, tanto el referido a la protección del territorio de soberanía como los "proyectables" a través de sus destructores dotados del sistema de combate Aegis. Por otra parte, han iniciado la renovación de sus cabezas nucleares, para reforzar su precisión y letalidad.

Es posible que tanto la diplomacia como el uso de la fuerza sean incapaces de impedir que Irán llegue a disponer, antes o después, de un programa nuclear para usos militares. Pero ante esa situación unos países están actuando, desarrollando los sistemas que garantizarán su seguridad en el futuro, mientras que otros se recrean en sus propios lamentos, asumiendo un desarme moral y militar.

La vida es cambio y la supervivencia depende de la capacidad de adaptación. Los islamistas saben lo que quieren y cómo conseguirlo. Si deseamos sobrevivir debemos empezar por reconocer que estamos en guerra y continuar con una radical transformación de nuestra diplomacia y nuestra defensa.

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