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La alianza de Annan y ZP

Porque había 192 muertos y más de 1.500 heridos de por medio, que si no, en vez de un simposium hubiera sido una fiesta. La de celebración de los hechos que le llevaron a la Moncloa

La cumbre venida a menos organizada para el gobierno por el club de Madrid ya ha dado cuanto tenía que dar. Su mensaje de apoyo incondicional a cuanto hace Zapatero frente al terrorismo. Su conclusión más cacareada, que no puede haber una victoria sobre el terror. Con esa premisa, falseable hasta su médula con sólo mirar la política contra ETA del anterior gobierno, sólo puede haber una lógica derivada: no hay que oponerse al terror, firmeza que no conduciría a nada, sino dialogar con el mismo para buscar un entendimiento y una convivencia razonable. Es decir, talante y diálogo, lo que ZP persigue con los terroristas vascos de ETA y, en el plano internacional, Alianza de Civilizaciones, que es lo que el presidente socialista ansía con el mundo árabe.
 
Zapatero no ha desaprovechado la visita del renqueante secretario general de la ONU, Kofi Annan, para airear su concepto preferido. Pero si uno es capaz de desbrozar lo ampuloso de la realidad en las palabras de nuestro presidente de gobierno, se tiene que reconocer que su idea de Alianza de civilizaciones no parece haber prosperado mucho desde que la lanzase el pasado septiembre ante la Asamblea general de las Naciones Unidas.
 
¿Qué demandó entonces ZP? Ni más ni menos que la creación de un grupo de alto nivel para el estudio sobre cómo desarrollar su idea de diálogo civilizacional. Hasta la fecha, ese grupo de expertos se ha reducido a tres personas: el jefe de gabinete del propio Annan, el embajador español ante la ONU, el antiguo colaborador de Felipe González, Juan Antonio Yáñez, y el diplomático Máximo Cajal, otrora también colaborador del ex presidente González. No era raro encontrar a ambos paseando plácidamente por los aledaños de la residencia oficial del embajador en la ONU, esquina con la quinta avenida, pero sin más compañía, como tampoco la tenían en ese grupo, más bien tripartito, para el estudio del estudios de la Alianza de Civilizaciones.
 
Tampoco aquí en Madrid Zapatero parece haber obtenido mayor impulso a su idea. De Annan ha sacado su apoyo a la creación del grupo de alto nivel, pero eso ya lo tenía desde hace meses. Lo que no ha obtenido es el beneplácito de los países aliados o vecinos que realmente cuentan en el mundo. Cierto, en el Ministerio de Moratinos se afirma que Bulgaria sí apoya el plan y que otros países del Indico también. Lo que no se reconoce es que muchos otros, que en su día expresaron interés, no han vuelto a dar un paso que consideran en falso. Buenas palabras diplomáticas, pero pocos hechos. ZP, al menos, no se podrá quejar del Club de Madrid. Porque había 192 muertos y más de 1.500 heridos de por medio, que si no, en vez de un simposium hubiera sido una fiesta. La de celebración de los hechos que le llevaron a la Moncloa.
 
En fin, que el presidente Zapatero quede tranquilo de su unión con Kofi Annan, el secretario general que más daño le ha inflingido a las Naciones Unidas con sus continuos encubrimientos de escándalos, por su gestión incompetente y por sus planteamientos de burócrata.

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