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GEES

La cuestión militar

Un sector de los militares, probablemente mayoría, piensan que las Fuerzas Armadas no pueden ser testigos mudos de un proceso que conduce irremediablemente a la desmembración de la Patria que han jurado servir y defender

El Presidente del Gobierno miente descaradamente cuando afirma que la inquietud expresada por el Teniente General Mena en la Pascua Militar es una opinión aislada en el seno del Ejército, y que sus declaraciones han causado especial indignación en las Fuerzas Armadas. Por el contrario, la inquietud del General por la reforma del Estatuto de Cataluña, impulsada por el propio Presidente del Gobierno de España, es compartida por una gran mayoría de sus compañeros. La mera lectura de los medios de comunicación muestra además con claridad que sus declaraciones están despertando muchas más muestras de apoyo que de crítica en el seno del colectivo militar.
 
La inquietud por el futuro de España es generalizada, lo expresó el propio JEMAD en una declaración pública que no sólo no fue sancionada por el Ministro de Defensa, sino que respaldó abiertamente. Lo que existe en el seno del Ejército es una división de opiniones sobre lo que deben y pueden hacer las Fuerzas Armadas ante la creciente amenaza a la unidad nacional que representa la alianza de un nacionalismo excluyente y un Gobierno pusilánime.
 
Un sector de los militares, probablemente mayoría, piensan que las Fuerzas Armadas no pueden ser testigos mudos de un proceso que conduce irremediablemente a la desmembración de la Patria que han jurado servir y defender. Consideran además que la Constitución, en el tan traído en los últimos días artículo 8, les otorga un papel como garantía última de la independencia, la soberanía y la unidad de la Patria.
 
Otro sector, que comparte como ciudadanos la inquietud por la actual situación, considera que sería un tremendo error cualquier posicionamiento de las Fuerzas Armadas en el actual debate sobre el modelo de Estado. Un posicionamiento público, como el expresado por el jefe de la Fuerza Terrestre, resulta en su opinión sumamente negativo para la imagen de unas Fuerzas Armadas que habían logrado desprenderse del pesado lastre del franquismo e incluso contraproducente para el propio futuro de la unidad de España. Los ejércitos deben centrarse así en sus propios problemas, que son muchos, y no meterse en jaleos políticos que no les corresponden.
 
El prudente silencio mantenido por la cúpula del Ejército ante la desafortunada decisión del Ministro de Defensa de arrestar a su compañero es buena muestra de la división de opiniones existente. Este silencio ha causado gran malestar en el ministro de Defensa, quién ya ha mandado un serio aviso a través del diario El País. Según este portavoz oficioso del Gobierno “El caso Mena ha dejado algunas cicatrices en las Fuerzas Armadas. Una de ellas afecta al jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, el general José Antonio García González … ausente de la crisis que se abrió el día de la Pascua Militar y culminó a la mañana siguiente, con la imposición del primer arresto a un teniente general desde la recuperación de la democracia”.
 
El mes de septiembre del año pasado, el GEES ya advirtió de que algo estaba sucediendo en el seno del colectivo militar. Escribíamos entonces “Las Fuerzas Armadas españolas han acatado con plenitud el ordenamiento constitucional vigente y han renunciado por tanto a cualquier tipo de posicionamiento político. Pero más allá de su papel institucional, los militares como ciudadanos están particularmente inquietos por el rumbo que está tomando el conjunto del país en los últimos meses”. Es evidente que a la vista de los acontecimientos nuestro análisis no iba desencaminado. Ahora el problema no es que el Presidente no haga caso de las predicciones del GEES, simplemente niega la realidad.

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