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La energía pasa factura a Alemania

Si a un país a punto de entrar en recesión le suben la factura eléctrica, le darán la puntilla. Y aquí pasa exactamente lo mismo.

Si a un país a punto de entrar en recesión le suben la factura eléctrica, le darán la puntilla. Y aquí pasa exactamente lo mismo.

El motor de Europa parece perder fuelle. Hace apenas unos días, el Bundesbank rebajó drásticamente las predicciones de crecimiento para Alemania a la cuarta parte de lo previsto para el 2013. El esperado 1,6% se quedará, finalmente, en un mero 0,4%, al que habrá que añadir un repunte del paro, que se situaría en el 7,2%. Alemania podría entrar técnicamente en recesión en los próximos meses; un cúmulo de circunstancias han abocado el país germano a esta situación. Entre estas circunstancias no podemos olvidar la contribución de una nefasta política energética.

Tras el terremoto de Japón en marzo de 2011, la histeria antinuclear recorrió Europa, alentada por el comisario Oettinger, y pareció calar profundamente en las políticas de la canciller Merkel. De la noche a la mañana se decretó el cierre de varios reactores nucleares alemanes por motivos únicamente populistas. De telón de fondo se escuchaban los cantos de sirena de un sistema eléctrico basado en energías renovables, pero la realidad ha demostrado lo falaz de tales afirmaciones.

Lo que realmente sucedió fue que Alemania cambió las centrales nucleares por centrales de carbón, gas y energía importada (básicamente, nuclear de Francia). Sus emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron, como también aumentó el precio de la electricidad. Y es que resulta muy complicado sustituir centrales nucleares, que funcionan 8.000 horas al año, con energía solar, que en Alemania apenas funciona 1.000 horas al año.

Pero los económicos y medioambientales no son los únicos problemas del sistema energético alemán. En una entrevista reciente, el director de la Agencia Alemana de Energía, Stephan Kohler, efectuó unas declaraciones tan honestas como la propia realidad. A modo de ejemplo:

"Es fácil cerrar centrales nucleares, pero eso no significa que tengas algo para sustituirlas. Ahora sabemos que no tenemos la suficiente potencia fiable en el sur de Alemania para poder sustituir las nucleares".

"Mucha gente cree que podemos sustituir las centrales de combustibles fósiles simplemente añadiendo más renovables. Mi respuesta es que eso no funcionará. En Alemania, el 75% de la electricidad la consume la industria, para la que un suministro de electricidad seguro es indispensable. Ni la energía solar ni la eólica sirven para ese propósito en la actualidad".

La sostenibilidad de un sistema energético no puede basarse únicamente en criterios medioambientales, pues se corre el peligro de hundir la competitividad de la industria y, con ella, la economía nacional. En Alemania, al igual que en España, la instalación masiva de energías renovables subvencionadas ha encarecido la electricidad de manera insostenible. Ahora, el Gobierno de Merkel ha decidido subir un 47% la tasa para el fomento de las energías renovables, lo cual implicará una subida del recibo de la luz en torno al 10% desde enero. Si a un país a punto de entrar en recesión le suben la factura eléctrica, le darán la puntilla. Y aquí pasa exactamente lo mismo.

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