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GEES

La extraña coalición

¿Ha superado Italia su crisis gubernamental? Todos lo anhelan, pocos se siente seguros.

¿Ha superado Italia su crisis gubernamental? Todos lo anhelan, pocos se siente seguros.

¿Ha superado Italia su crisis gubernamental? Todos lo anhelan, pocos se siente seguros.

Las elecciones de hace dos meses estuvieron llenas de sorpresas. El remonte de Berlusconi, que arrancó muy en retaguardia; la decepción de Monti, que había dirigido durante 13 meses un económicamente eficaz Gabinete técnico, pero que no consiguió constituirse en el tercer polo, centrista, de la política italiana, aspirante a ser clave para formar Gobierno; los espectaculares resultados del movimiento contestario del cómico Grillo, primero en la Cámara por unas décimas, aunque detrás de las coaliciones de centroizquierda y centroderecha: la primera, en torno al Partido Demócrata, con un 29’5% de los votos logró un enorme premio en escaños sobre la del Pueblo de la Libertad, de Berlusconi, con un 29’2. No tan sorprendente fue que los extremismos e intransigencias de Grillo lo dejaran fuera del proceso de formación de Gobierno, encomendado al líder del Partido Demócrata, y que la hostilidad de los dirigentes de éste hacia sus rivales consagrados del centroderecha y a su jefe imposibilitase llevar a efecto el encargo del presidente, Giorgio Napolitano.

Al cabo de dos meses, y con toda Europa en vilo por lo que podría suponer el colapso de Italia, dada la situación económica del continente, vuelta a empezar gracias a los esfuerzos hercúleos de Napolitano, que para salvar a su país acepta, a sus 87 años, el sacrificio de renovar su mandato por otros siete. Las votaciones parlamentarias previas fueron un despliegue de prejuicios e indisciplina del partido a cuyo líder corresponde tomar la iniciativa en la crisis gubernamental. Tras la dimisión del fracasado Bersani, el jefe elegido en amplias primarias, su número dos, Letta, designado por aquél, consigue finalmente a duras penas la amplia coalición con el enemigo desde hace veinte años. Napolitano guía enérgicamente el proceso con un serio rapapolvos a los diputados y en la selección de los ministros. Como signo de la obstinada voluntad de renovación, el nuevo Gobierno aparta a las grandes figuras, está lleno de políticos hasta ahora de segunda fila, en sus cuarenta e incluye a siete mujeres, una de ellas negra, algo hasta ahora inédito.

Es de suponer que el lunes obtenga la confianza de la Cámara. Más allá, nadie se siente seguro, en vista de la repugnancia de los demócratas a la coalición, de la ardua tarea de continuar las duras reformas económicas de Monti y de las no menos profundas que se esperan en el campo de la política, contrarias, en aspectos clave, a los intereses de los partidos del sistema, ahora forzados a coaligarse. En el largo proceso, los seguidores del Cavaliere volvieron a contemplar su subida en las encuestas y se sintieron tentados a pedir nuevas elecciones, pero Berlusconi mantuvo la palabra dada al presidente. No es el menor de los obstáculos que, a cambio de su propia y definitiva difuminación política, busque un borrón y cuenta nueva en las causas judiciales que se le echan encima. Algo que no tiene nada de renovador y que amarga en grado sumo el voto de los demócratas.

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