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Menos es nada

Parece que Cameron ha escuchado las advertencias de los jefes militares sobre el dramático futuro de sus Fuerzas Armadas, pero también ha sacado sus conclusiones de la operación militar en Libia

El Ministerio de Defensa británico lleva meses tratando de coordinar las Fuerzas Armadas que el país ambiciona –según su última Revisión Estratégica de Seguridad y Defensa– con los recursos de los que dispone para alcanzar tal objetivo. Una tarea prácticamente imposible. Pero una tenue luz ha aparecido al final del túnel.

Después de meses de debate con el Tesoro, el Ministerio de Defensa ha prometido un incremento del gasto en equipos de Defensa. Pero eso será a partir del 2015, porque primero tendrán que llevarse a cabo grandes reducciones en el Ejército para tratar de cubrir un agujero de cerca de 43.000 millones de libras. El resultado será el ejército británico más pequeño desde la época victoriana, pasando de 101.000 a 82.000 hombres en 2020. Para compensar esta caída, el ministro de Defensa británico, Liam Fox, pretende incrementar sustancialmente el número de reservistas en las Fuerzas Armadas, al estilo de Estados Unidos, y pasar de 20.000 a 35.000 en 2015. Una medida no exenta de críticas y dudas, por el simple hecho de que el Reino Unido nunca ha tenido una política coherente sobre los reservistas, a los que nunca se les han atribuido formalmente ningún tipo de función.

La crisis económica y Afganistán son las principales razones que se esgrimen para reducir los gastos en Defensa. La primera es común a casi todos los países occidentales, como si fuera a aliviar algo, y pese a que lo único que se consigue es incrementar la vulnerabilidad del país. El otro factor es el desgaste económico que ha supuesto la guerra en Afganistán. Londres prevé para 2014, cuando salgan las tropas británicas del país, un alivio para las finanzas del Ministerio de Defensa. Por eso, es a partir de 2015 cuando se han prometido nuevos dineros para la compra de modernos equipos militares.

Durante cinco años se incrementará el gasto en equipos un 1% anual por encima de la inflación, unos 30.000 millones de libras (actualmente ronda los 10.000 millones, una tercera parte del presupuesto del Ministerio de Defensa). El objetivo son los nuevos helicópteros Chinook, tres nuevos aviones de vigilancia e inteligencia, la modernización de los Warrior y del Queen Elizabeth, y el desarrollo del programa "Global Combat Ship". Es un incremento nada despreciable pero sigue siendo insuficiente al seguir estando por debajo de esa subida del 2% para la totalidad del presupuesto de Defensa que según los expertos se necesita para alcanzar las Fuerzas Armadas que desea el Gobierno para 2020.

De todas formas, parece que Cameron ha escuchado las advertencias de los jefes militares sobre el dramático futuro de sus Fuerzas Armadas, pero también ha sacado sus conclusiones de la operación militar en Libia, que ha puesto de manifiesto la enorme dependencia militar de los europeos con respecto a Estados Unidos. Y más de uno también asegura que Cameron ha tenido en cuenta los recortes de Defensa de Barack Obama y cómo éstos afectarán a la seguridad transatlántica y mundial. Algo es algo.

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