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Piratas

No parece que haya melindres internacionales frente a tamaña violación de la soberanía nacional de una no-nación. Y el acuerdo entre todos los estrategas navales es que ése es el único método eficaz.

Éramos pocos y el más fracasado de los países de la tierra resucita una plaga que creíamos más extinguida que la tuberculosis.

Somalia, país que no existe más que de nombre, está de nuevo en la actualidad internacional por las sorprendente hazañas de sus piratas, culminadas recientemente en el apresamiento de un superpetrolero saudí con más de dos millones de barriles de petróleo. Bien es verdad que así como la tuberculosis tiene sus brotes, la piratería nunca ha desaparecido del todo y desde hace tiempo ha creado peligros para la navegación en uno de los estrechos más estratégicos del mundo, el de Malaca, por donde pasan 70.000 barcos al año y la casi totalidad de petróleo que adquieren China y Japón. En lo que va de año, la zona ha registrado 71 actos de piratería.

Ahora son los accesos al no menos estratégico canal de Suez los que están amenazados por los nuevos bandoleros del mar, que actúan a cada vez mayor distancia de sus costas. Su radio de acción es tan grande que una efectiva vigilancia resulta casi imposible, a pesar de que son varias las naciones que han comprometido fuerzas navales en el empeño. Actúan en una parte del océano Índico equivalente a cinco veces el Golfo de México, por la que navegan anualmente unos 20.000 barcos. El número de abordajes ha crecido rápidamente en los dos últimos años, situándose en el actual en 92. Un informe de Naciones Unidas calcula que en total han cobrado entre 20 y 30 millones de dólares de rescates. Otros ponen la cifra más alta cinco veces más arriba, en 150. En estos momentos retienen como rehenes a unos 330 miembros de tripulaciones de 25 países.

Pero así cómo los legendarios piratas del Caribe actuaban como eficaces aliados de la potencia rival de España, dando a sus fechorías una amplia transcendencia estratégica, los somalíes, aunque ante todo "empresas comerciales", no son ajenos a las fuerzas políticas del territorio de donde proceden y a sus ramificaciones internacionales. El islamismo local está en estrecho contacto con Al Qaeda, sospechosa de estar proporcionando inteligencia desde los puertos de los emiratos del Golfo pérsico sobre el ir y venir de las posibles presas de los delincuentes del mar. Estos actúan con lanchas rápidas desde un buque nodriza, utilizando lanzagranadas y armas automáticas.

No faltan instrumentos jurídicos para darles caza. La jurisdicción contra los piratas es universal, cualquier país puede intervenir aunque no haya sido perjudicado. Una propuesta americana ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas está tratando de reforzar esos instrumentos. Esencialmente, consiste en el derecho a intervenir en tierra. No parece que haya melindres internacionales frente a tamaña violación de la soberanía nacional de una no-nación. Y el acuerdo entre todos los estrategas navales es que ése es el único método eficaz.

Por encima de los daños específicos causados y futuros, lo que está en juego es que el ejemplo cunda. Cuanto antes se extirpe de raíz, mejor. 

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