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Rubalcaba D3M

Lo peor no es que ANV se cuele en las instituciones, sino que el ministro lo decida arbitrariamente. La lucha antiterrorista exige continuidad en el tiempo, pero Rubalcaba está dando muestras de una discontinuidad incompatible con su cargo.

Por muchas argucias legales que sus inteligentes estrategas y abogados utilicen para estirarlos, los recursos de ETA son limitados. Ya no hay cola para entrar en la organización terrorista y su entramado político y social, con Herri Batasuna a la cabeza, no paraliza empresas, colapsa pueblos y hunde ciudades en el caos. Hoy, los medios materiales –sedes, locales, medios de propaganda y comunicación– y los medios humanos –candidatos políticos, agitadores sociales, sindicalistas– son los que son y no dan para más.

ETA pudo pasar de Herri Batasuna a Batasuna, tras su blanqueo en la coalición Euskal Herritarrok (EH). Pero después, los problemas se han sucedido. Aukera Guztiak (AG), Herritarren Zerrenda (HZ) o Abertzale Sozialisten Batasuna (AuB) son los ejemplos más claros de dificultad de reclutamiento. A la espera de D3M, actualmente ETA tiene dos marcas: El Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV) y el de mayor cercanía con la banda, Acción Nacionalista Vasca (ANV). De ANV nos contaba Rubalcaba que no había pruebas suficientes para ilegalizarla. Pese a que antes de los comicios los informes de la policía y el sentido común afirmaban lo contrario, dejó que se presentara a las elecciones municipales y autonómicas, con las listas repletas de conocidos y conocidísimos miembros históricos de ETA-Batasuna.

Rubalcaba hizo caso omiso a todo ello y defendió la presunción de inocencia. Su Gobierno dejó la mitad de las listas intactas, ETA entró en las instituciones y desde entonces ha ocurrido lo que tenía que ocurrir. Una tras otra, se han sucedido operaciones de la Guardia Civil y la Policía Nacional contra integrantes de estas listas por pertenencia al entramado etarra. El paso del tiempo ha demostrado que todos aquellos que Rubalcaba y Bermejo decían que no tenían nada que ver con ETA, lo tenían, y la policía les seguía la pista. Pertenecían al entramado etarra antes de que el Gobierno de Rubalcaba les permitiera presentarse; y desde 2007 hasta ahora, han ido apareciendo de nuevo entre los detenidos e investigados por pertenencia a ETA. La última, este pasado fin de semana, cuando la Policía Nacional registraba los domicilios de concejales de ANV en busca de información sobre la nueva plataforma electoral de ETA, D3M.

Pero lo grave no es que los etarras sean etarras, que siempre lo han sido. Lo grave es que el ministro del Interior afirme hoy lo que negaba antes, que "se trata de impedir que Batasuna se reproduzca", que "haya personas en el País Vasco y Navarra que hagan de la actividad política un apoyo a ETA". No se trata de que ahora haga bien lo que antes hacía mal –faltaría más– sino de cómo es posible que un ministro del Interior pase del blanco al negro sacando pecho y sin inmutarse, dando bandazos en la lucha antiterrorista de manera irresponsable e impropia de quien la dirige. No es en absoluto de recibo que Rubalcaba aplique ahora la teoría del entramado de ETA a D3M cuando antes no lo hacía a ANV. ¿Acaso antes estas personas no hacían "de la actividad política un apoyo a ETA"? ¿En qué es distinto para Rubalcaba 3DM de ANV? Y lo peor, ¿qué nos garantiza que en el futuro no volverá a decir blanco, negro y otra vez blanco? Lo peor no es que ANV se cuele en las instituciones, sino que el ministro lo decida arbitrariamente. La lucha antiterrorista exige continuidad en el tiempo, pero Rubalcaba está dando muestras de una discontinuidad incompatible con su cargo, y su actitud respecto a D3M lo deja bastante claro.

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