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Rubalcaba y el Pacto por las Libertades

El acuerdo incluye clarísimas líneas rojas que el ministro del Interior se ha saltado o se está saltando. Lo está incumpliendo, con la gravedad y el escándalo que supone.

El pacto antiterrorista tiene como finalidad la derrota de la banda terrorista ETA. Ese es su espíritu. No el fin del terrorismo o de ETA, sino su derrota de medios y fines. Salirse de este espíritu es violarlo y corromperlo. Y desde que Zapatero nombró a Rubalcaba ministro, las violaciones se han sucedido vertiginosamente. Veamos algunas:

1. Según el punto primero, al Gobierno corresponde dirigir la lucha antiterrorista: no la "política antiterrorista", sino el combate contra ETA que es un tipo de política antiterrorista. El Pacto excluye por lo tanto cualquier comportamiento como el de Zapatero en 2006, que no combatió a ETA, sino que pactó con ella; o como el que los socialistas, según todos los indicios, están llevando a cabo ahora. Negociando con ETA, en vez de combatiéndola, el Gobierno vulneró o vulnera el punto primero del Pacto por las Libertades. Además está el gravísimo hecho denunciado por el PP en Libertad Digital: el Gobierno ya ni le informa, lo que implica otra violación grave.

2. El pacto antiterrorista afirma que el único problema de déficit democrático en el País Vasco es el de ETA. Se sale de él Rubalcaba cuando habla de realizar "ajustes políticos", porque explícitamente el Pacto, en el punto 2, niega la posibilidad de cualquier cambio político en relación con la banda. Ya en el año 2006 –lo sabemos por los papeles de Loyola– el Gobierno reconoció como legítimos los objetivos de ETA, y según todos los indicios, lo sigue haciendo ahora, que es cuando Rubalcaba ha dicho lo de los ajustes. Nueva vulneración.

3. En relación a lo anterior, el marco constitucional es intocable, y nadie puede salirse de él, afirma el pacto. Pero tanto Zapatero como Rubalcaba han puesto sobre la mesa temas abiertamente inconstitucionales, como el de Navarra, o antiestatutarios. Las negociaciones de los socialistas con ETA, a escondidas de los ciudadanos y sus instituciones, vulneran también el Pacto por las Libertades, que afirma que sólo las instituciones parlamentarias y sus electos pueden hacerlo. Y van tres.

4. El pacto también afirma el apoyo a las FCSE y los jueces para que detengan a los etarras y los encarcelen. De las primeras, valgan las quejas de los sindicatos policiales hacia el trato de Rubalcaba a los etarras que detienen. Respecto a los segundos, es evidente que la actitud de la Audiencia Nacional hacia los etarras y su entorno es distinta hoy a la de hace 8 años. Con Aznar en el poder la resolución del caso Egunkaria hubiese sido distinta. Hoy la justicia flaquea y las Fuerzas de Seguridad se indignan con Rubalcaba. Cuarta violación.

5. El pacto antiterrorista habla de reformas legales y de política penitenciaria. Respecto a ésta, el Pacto por las Libertades afirma textualmente que "la legislación penitenciaria ha de aplicarse asegurando el más completo y severo castigo a los condenados por actos terroristas". Rubalcaba, haciendo justo lo contrario –dando a los presos el trato más favorable posible– incumple también este punto del Pacto por los socialistas firmado.

6. El pacto antiterrorista habla también de colaboración internacional. Pero con Rubalcaba, ni se ha profundizado en la colaboración de Francia –que sigue en los términos de 2004–, ni se han elaborado otros -caso de Portugal o Italia, hacia donde se han derivado los etarras. La "colaboración" internacional en la lucha contra ETA ha consistido y consiste en la presencia de "negociadores internacionales", de sospechosos antecedentes, que hoy pululan alrededor de lo que –como ETA– llaman "el conflicto vasco". Eso no es buscar la colaboración internacional contra ETA, sino más bien lo contrario.

7. En relación con las víctimas de ETA, el balance del Rubalcabato es igualmente desolador: entre 2005 y 2007 se echaron a la calle engañadas, humilladas e insultadas por Zapatero, Peces Barba y Rubalcaba, pidiendo "Memoria, Dignidad y Justicia". Ahora, las asociaciones de víctimas están de nuevo soliviantadas con el Gobierno. A la luz de la situación actual de éstas, no cabe duda: el gobierno socialista vulnera el Pacto por las Libertades.

No seguiremos más. Rubalcaba negoció en su día el pacto antiterrorista en nombre de Zapatero. Incluyó en él las suficientes ambigüedades como para juguetear con los nacionalistas, pero esto es muy distinto. El acuerdo incluye clarísimas líneas rojas que el ministro del Interior se ha saltado o se está saltando. Lo está incumpliendo, con la gravedad y el escándalo que supone. Gracias a él, el pacto está roto, y sólo sirve de coartada para apaños oscuros.

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