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Terrorismo en Bagdad

La principal arma para derrotar al terrorismo es la convicción moral. Esa es una lección que los españoles hemos aprendido bien tras cuarenta años de lucha contra ETA. Mientras ETA era vista en Europa primero como un movimiento de luchadores contra la dictadura franquista y después como un movimiento de liberación nacional, o cuando los terroristas eran considerados por los medios de comunicación de Estados Unidos como un grupo de románticos independentistas, era difícil, por no decir imposible, que la joven democracia española pudiera tener la capacidad de derrotar al terror.
 
Por eso llama la atención que precisamente en España se empleen términos como “movimiento de resistencia” para describir a grupos terroristas que están matando indiscriminadamente victimas inocentes en las calles de Bagdad. Esta catalogación resulta, más allá de una notable confusión mental, un atentado contra la dignidad de conciudadanos españoles que han sido victimas de un coche bomba o de un tiro en la nuca por el único delito de haber ido a Irak a defender la libertad de los iraquíes.
 
Es más, resulta repugnante que algunos se muestren aparentemente satisfechos por estos atentados en la medida en que justifican con ellos su previa oposición a la guerra o supuestamente debilitan a los Estados Unidos, a los que consideran la peor amenaza a la paz internacional y origen de todos los males del mundo.
 
Sin embargo, Irak tiene hoy, a pesar de los atentados, oportunidades de lograr una libertad, una prosperidad y un bienestar que jamás podría haber soñado bajo el régimen totalitario de Sadam. Oriente Medio y el mundo son lugares mejores y más seguros sin un dictador como Sadam Hussein, que había alcanzado cotas de crueldad y de paranoia equiparables a lo que supuso Hitler en la Alemania nazi. Y la Tierra resulta un planeta más habitable y seguro con unos Estados Unidos fuertemente comprometidos con la causa de la libertad que con unos Estados Unidos autistas.
 
Por eso es esencial en estos momentos tener la convicción moral necesaria para definir como terroristas a los que cometen actos terroristas y para comprometernos aún en mayor medida en la defensa de la dignidad, la libertad y la seguridad de los iraquíes, que es tanto como defender nuestra propia libertad y nuestra propia dignidad. Nada alimenta más a los terroristas en Irak que la repugnante comprensión de algunos europeos con su causa o las tribulaciones electoralistas que se viven en determinados despachos de Washington.
 
GEES: Grupo de Estudios Estratégicos

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