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Una medalla para Bush

la democracia no es nada privativo de la cultura occidental o de los ricos y desarrollados, es un valor universal.

Las elecciones en Afganistán fueron un éxito más allá de todas las expectativas. Debían haberse celebrado en Junio, pero fueron aplazadas por lo precario de las condiciones de seguridad. Muchos seguían pensando que nada había cambiado sustancialmente desde entonces y que la administración Bush estaba jugando irresponsablemente con fuego al forzar, por razones electorales propias, una consulta abocada al fracaso, para no ser acusados… de haber fracasado en Afganistán. Contradictorio pero cierto.
 
Pero las elecciones resultaron muy por encima de lo que podía esperarse. En primer lugar el número de inscripciones en el censo fue muy alto, en torno a los 10 millones, de los cuales, superando tremendos obstáculos, el 40% fueron mujeres. Como en Irak, el partido de la muerte, los talibán y sus aliados de Al Qaeda, comprendieron desde el primer momento que el voto era su irreconciliable enemigo. Los que trabajaban en el registro de electores fueron continuamente acosados, más de 30 heridos, 12 muertos. Las amenazas contra los votantes llegaron hasta el mismo día de las elecciones, el sábado 9 de octubre.
 
Pero millones, con un desplante que forma parte de la cultura nacional, recorrieron kilómetros, en algunas regiones con tiempo ya invernal, e hicieron colas desafiando todos los riesgos. "Somos Afganos", "esto es Afganistán" fueron las respuestas repetidamente recogidas por los corresponsales europeos y americanos que acudieron a cubrir el insólito fenómeno, primero en la historia del país, con sólo algunos antecedentes parciales tras la Segunda Guerra Mundial. "Tenemos sed de paz", constataron otros. Y todos los medios registraron el orgullo y la esperanza puestos en la elección por voluntad popular de un presidente.
 
Hubo irregularidades, como no podía ser menos, dadas las circunstancias, pero todos los observadores internacionales consideraron que no tenían entidad como para afectar a los resultados de la elección. Quizá la mayor irregularidad fue que los candidatos que se veían perdedores frente a Karzai hicieron un llamamiento al boicot, cuando ya se habían abierto los colegios. Muy tercermundista. La mejor lección es que fueron universalmente desoídos, con lo que terminaron conformándose con una comisión que investigue las irregularidades, que también actuaron a su favor.
 
Los resultados completos tardarán en conocerse pero los primeros resultados apuntan a la victoria de Karzai. Será interesante ver en qué medida consiguió apoyos fuera del área étnica pastún de donde procede. Si el ansia de paz llevara a los afganos a trascender los confines étnicos desarrollando un verdadero sentimiento nacional, otro paso gigantesco se habría dado. Mientras tanto lo más destacado es el rotundo fracaso de los fanáticos y violentos. No es que vaya a reconocer la legitimidad del gobierno que salga de las urnas, pero lo tendrán mucho más difícil. Ninguno de los incontables problemas del país se va a solucionar de la noche a la mañana, pero la base para hacerlo será más sólida.
 
Y Bush verá confirmado el recurrente leit motiv de todos sus discursos, el tema central de su pensamiento: la democracia no es nada privativo de la cultura occidental o de los ricos y desarrollados, es un valor universal. En todas partes la gentes prefieren que su gobierno salga de una elección popular, que les dejen elegir la religión que quieran practicar, la forma de educar a sus hijos etc. Las cosas no siempre son así, pero en Afganistán y ahora lo han sido. ¿Por qué no en Irak antes del 31 de Enero próximo?

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos

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