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Uso y abuso del CNI

Resulta del todo inadmisible que se convoque un pleno extraordinario para nombrar a una vicepresidenta del Congreso y el Gobierno se niegue a dar explicaciones a la nación de un hecho gravísimo.

Solamente el estupor impide la carcajada. Es inaudito en cualquier servicio de inteligencia occidental la convocatoria de una rueda de prensa como la de Alberto Saiz. Desgraciadamente, con él de director, el CNI va de mal en peor. Ahora sale de nuevo a las portadas de los periódicos con un asunto chusco y oscuro, con el agravante de que lo hace voluntariamente y a bombo y platillo, como si de la detención de un comando terrorista se tratara. Y encima, Saiz no sólo no ha aclarado nada del asunto, sino que lo ha cubierto de más preguntas y sospechas.

En el fondo, lo ocurrido no es de extrañar. Desde que llegó al Gobierno, Zapatero ha hecho un uso patrimonialista del Estado, desde los aviones para viajes familiares "gratis total" al despliegue de soldados por intereses electorales del PSOE. El caso del CNI no es distinto, y a ello no es ajena la figura de José Bono, experto en estas lides. Él convirtió al Ministerio de Defensa en un ministerio toledano para uso y disfrute de los suyos, y ahí estamos, con un director de los servicios de inteligencia sin experiencia ni los conocimientos mínimos, inglés incluido, dando un espectáculo televisado.

El director del CNI, cuyo único mérito es ser manchego, se estrenó en el puesto criticando a Jose María Aznar, y a lo que se ve, en esas sigue. Que el director de unos servicios de inteligencia dedique más tiempo a incordiar a un ex presidente que a las labores propias de su cargo no sólo es un escándalo, sino que nos sume en la preocupación. En cualquier país del mundo, a excepción de esos que tanto gustan a Zapatero, estaría cuestionado por la oposición y cesado hace ya tiempo.

Políticamente, Zapatero ha reaccionado como acostumbra, entre escurridizo y soberbio. Resulta del todo inadmisible que se convoque un pleno extraordinario para nombrar a una vicepresidenta del Congreso y el Gobierno se niegue a dar explicaciones a la nación de un hecho gravísimo. Para no alterar las costumbres de un Gobierno desnortado, a nadie se le ha ocurrido pedir cuentas a Rusia, contraviniendo las más mínimas reglas diplomáticas. Si Zapatero cree que puede viajar ahora a Rusia sin haber pedido explicaciones y ser tratado con respeto es que o no conoce qué es el respeto o no conoce qué es Rusia. O ambas cosas a la vez.

En cualquiera de los casos, el espectáculo de estos días no ha hecho más que comenzar. Hay que exigir todas las investigaciones, garantías y responsabilidades. El Gobierno está ocultando datos e información. No sólo está usando, sino que está abusando del CNI. Si no reconoce que está ocurriendo y nos dice la verdad, otros tendremos que hacerlo por nuestra cuenta.

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