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GEES

Y Bush tampoco vino

Por más que lo ha intentado la diplomacia española, Bush se va a ir de rositas sin encontrarse con nuestro bienamado presidente del Gobierno.

Nada. Por más que lo ha intentado la diplomacia española, Bush se va a ir de rositas sin encontrarse con nuestro bienamado presidente del Gobierno. Se veía venir. Ya en la cumbre de Bucarest el Gobierno español echó toda la carne en el asador y prometió a través de la OTAN que reforzaríamos nuestra presencia en Afganistán y que aliviaríamos las restricciones nacionales a lo que nuestros soldados están autorizados a hacer allí –o a no hacer– si con eso George W. Bush se sentaba un ratito con Rodríguez Zapatero y salían, finalmente, juntos en una foto formal y oficial. A pesar de jugar con nuestros militares con propósitos del todo espurios para quienes se juegan la vida, no pudo ser. George dijo no.

En la gira que hoy comienza por Europa el presidente americano tampoco está prevista una parada en La Moncloa. Empieza en Eslovaquia y seguirá por las principales capitales europeas. Es una lástima que España ya no sea Europa, ni en términos estratégicos –dejó de serlo con la retirada de Irak en 2004–, ni en términos políticos –donde vamos a contracorriente de la mano de un izquierdista radical e iluminado–, ni en términos económicos –donde la desaceleración acelerada del Gobierno nos lleva a crecer por primera vez en muchos años por debajo de la zona euro–.

El PSOE y el presidente ya se han decantado por el en teoría candidato demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama. Si finalmente lo es, y queda mucho por ver aún hasta la convención de Denver, se espera que cambie el clima en las relaciones bilaterales, si por clima se entiende que por fin se produzca esa ansiada visita al despacho oval. Lo que está por ver es que el contenido de esa relación bilateral se llene de contenido.

A Obama se le percibe en las filas de la izquierda española como el anti-Bush, sin que de momento se le conozca otro valor más allá del cambio que encarna. Pero Obama, si llega y gana en noviembre, cosa aún más que abierta, será ante todo el number one del país con más responsabilidades estratégicas del mundo. Y eso debe pesar a la hora de tomar sus decisiones. Es más, su programa de mayor multilateralismo no sólo implica un cambio en la actitud norteamericana, sino que él mismo espera una mayor colaboración de nuestros gobiernos en Europa. ¿Qué estará dispuesto a hacer con los norteamericanos Rodríguez Zapatero? Entre pillos anda el juego.

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