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Zapatero ultraliberal

Impensable, pero cierto: José Luis Rodríguez Zapatero ha cambiado de bando ideológico y se ha vuelto ultraliberal. Ha externalizado la política exterior de España. Lástima que se la haya dado a Francia. El martes en la cumbre de la OTAN España asumió como suyo el veto francés a la propuesta de Donald Rumsfeld de satisfacer las peticiones de Karzai, el primer ministro afgano, mediante el envío de la recién creada Fuerza de Respuesta Rápida aliada. Zapatero puede que crea que la OTAN está para no hacer nada, pero la postura francesa poco tiene que ver con la seguridad democrática afgana y sí mucho con su particular guerra contra la hegemonía de los Estados Unidos.
 
Pero ya antes Zapatero había cedido ante Francia nuestra política hacia el Sáhara, tradicionalmente apuntalada en las resoluciones de las Naciones Unidas, a favor del Plan Baker II y de la negociación directa entre Marruecos y el Frente Polisario. Ahora no sólo se abandona todo eso, sino que, siguiendo los planes galos, se intenta la celebración de una conferencia cuatripartita para el Sahara, con Francia, Argelia, Marruecos y España (no se sabe si nuestra participación será la de ofrecer simplemente el hospedaje).
 
Por no hablar de la Cumbre de Bruselas y el reparto de votos en la Constitución, donde el presidente español agradeció a Francia quitarnos del grupo de los cinco grandes para colocarnos en el pelotón de los pequeños, al perder la capacidad de pode vetar con otros tres socios cualquier decisión lesiva para nuestros intereses, muchos de los cuales, dicho sea de paso, son antagónicos con los franceses.
 
Zapatero, además, ha adoptado el discurso francés de que la OTAN no está tampoco para Irak, a pesar de que 15 de sus 25 miembros tengan fuerzas desplegadas en ese país desde hace meses. Es más, empujado por el ladino presidente francés, Jacques Chirac, se atrevió a decirle a Bush que él seguía pensando que lo de Irak estaba viciado por un pecado original. Los miembros del Gobierno y los responsables del Partido Socialista se empeñan en aclarar que ese pecado original no es sino la falta de legitimidad de la intervención al no contar con una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Tiene  muy mala memoria o mucho descaro, porque la última oportunidad que la ONU le ofreció a Saddam se llamó resolución 1441. Pero es que, además, Zapatero dijo en el Congreso de Diputados alto y fuerte que con o sin resolución él nunca apoyaría una acción armada para acabar con Saddam Hussein. Esa es la verdad. Por cierto, que es lo mismo que dijo Chirac cuando se estaba negociando una nueva resolución para autorizar el uso de la fuerza de manera más explícita.

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