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George Will

¿Está McCain preparado para ser presidente?

La izquierda siempre pretende ampliar las intervenciones políticas sobre la vida económica. Sin embargo, por ese mismo motivo, ¿no está ahora el partido de McCain encabezando la administración más izquierdista de la historia norteamericana?

Bajo la presión de la crisis financiera, un candidato presidencial se está comportando como un agitado novato en un juego que le viene grande. Y no es Barack Obama.

Sacando la Reina de Corazones que lleva dentro, John McCain, sin examinar los hechos siquiera superficialmente, decía de forma furiosa que Chris Cox, presidente de la Comisión de Valores y Cambio, debería ser decapitado. Este comentario infantil llevó al Wall Street Journal a editorializar bajo el título "McCain a su aire" (es decir, sin conocimientos ni principios) señalando que el candidato republicano había lanzado un ataque "falso y profundamente injusto" contra Cox, que era "un mal candidato a la presidencia" y que "no comprendía lo que está sucediendo en Wall Street".

Para leer los detalles del Journal acerca de las cotas de frivolidad de McCain acerca de la presidencia de Cox, puede leerse el artículo "El chivo expiatorio de McCain" (19 de septiembre, pág. 22). Fijémonos simplemente en la reiterada acusación del candidato republicano de que Cox "ha traicionado la confianza de la opinión pública".

Su calumnia contra el presidente de la SEC es un presagio de lo que sería su presidencia. Desde su punto de vista, la política es siempre una ópera de blancos y negros: los primeros, la gente que está de acuerdo con él, los segundos, los "corruptos" que "traicionan la confianza de la opinión pública" por no coincidir con sus opiniones. Esta maniquea forma de ver el mundo ya le sirvió de fuente de inspiración en su principal iniciativa legislativa, la ley de restricciones a la campaña McCain-Feingold. Hoy, su campaña busca los resquicios en estas leyes encaminadas a restringir las donaciones y el gasto de campaña. (Para más detalles, vea el Washington Post del 17 de septiembre, página 4 y el New York Times del 20 de septiembre, primera plana.)

Aplicando la Ley de Gresham al discurso político, la intervención de McCain durante la crisis financiera hizo sombra a una queja bien fundamentada del Comité Republicano de Estudio, presidido por el representante de Texas, Jeb Hensarling. En una carta dirigida al secretario de Hacienda, Henry Paulson, y al presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, el Comité condenó el torrente improvisado de medidas de rescate como "un peligroso y característico precedente para salvar a compañías del sector privado de las consecuencias de sus pobres decisiones económicas". Esta carta, que apenas menciona un riesgo de 650.000 millones de dólares por parte del Gobierno Federal cuando tal vez alcance más de un billón, fue enviada mientras la campaña de McCain estaba emitiendo un anuncio advirtiendo que Obama es partidario del "gobierno masivo y de subir el gasto público en miles de millones".

La izquierda siempre pretende ampliar las intervenciones políticas sobre la vida económica mediante el control público del dinero. Sin embargo, por ese mismo motivo, ¿no está ahora el partido de McCain encabezando la administración más izquierdista de la historia norteamericana? El New Deal nunca actuó de manera tan precipitada y a una escala tan enorme. Cuando le preguntaron a Paulson por las quejas conservadoras de que su programa de rescate era equivalente a establecer el socialismo, decía escuetamente: "Esto no es socialismo, esto es necesario". Si bien este non sequitur podría ser políticamente necesario, conviene recordar que el control público del dinero sí supone el el control del Gobierno sobre el capitalismo. ¿Tiene McCain objeciones a esta opinión política o sólo piensa en montar broncas?

En el programa "60 Minutos", el candidato republicano dijo que, pese a que "pueda sonar un poco inusual", le gustaría reemplazar a Cox por Andrew Cuomo, el fiscal general demócrata de Nueva York, hijo del ex-gobernador Mario Cuomo. McCain explicaba que Cuomo tiene "respeto" y "prestigio" y podría "aportar cierta imparcialidad".

Los conservadores deberían estar sobre aviso. No tiene sentido que se escuden en votar a McCain porque, como suelen argumentar, llevaría a cabo excelentes nombramiento judiciales. Pero cuanto más examina uno las actitudes de McCain (que resultan intensamente personales e impulsivas), menos confía en que elija jueces tras un proceso de reflexión sosegada.

Se puede argumentar que, a causa de su inexperiencia, Obama no está preparado para la presidencia. También se puede pensar que, a causa de su fuerte moralismo y obstinación, McCain no es apto para la presidencia. La falta de preparación se puede corregir, aunque a un gran coste, mediante la experiencia. ¿Se puede corregir un temperamento espantoso?

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