Seguramente Hebe de Bonafini y las demás Madres de la Plaza de Mayo han sufrido mucho. Pero el sufrimiento no convierte per se en inteligente. Ni en amante de las libertades. En una deriva, que sin duda demuestra que el sufrimiento sí puede producir confusión, la señora Bonafini, sola o en compañía de otras, defiende a los etarras, acusa a España de querer "proseguir la guerra" y se solidariza con las "madres vascas" por "el dolor de sus hijos presos".
Es difícil decir tantas tonterías en tan poco espacio. Es difícil tener una idea tan descabellada de lo que ocurre en el País Vasco. Es difícil desconocer hasta tal punto qué es el Estado de Derecho y qué el terrorismo. Parece mentira que las Madres de la Plaza de Mayo no sepan quiénes son las víctimas de la violencia totalitaria y el terror y de qué modo sufren y se coloquen del lado de los torturadores y asesinos.
Pero también es inaguantable que el Cabildo de Gran Canaria, las Universidades de esa Comunidad Autónoma y otras instituciones insulares quieran dar 19 millones de pesetas a quienes dan muestra de tal desvarío. Además, para fundar una Universidad en la que, por lo que se ve, se enseñarán ese tipo de sandeces. La cooperación internacional de muchas instituciones españolas se convierte demasiado a menudo en el más nefasto de los dispendios. Cuando se busca una palmadita en vez de proyectos serios y contrastados es muy fácil que la palmadita se convierta en una coz. Y las Madres de la Plaza de Mayo se la han dado a la verdad y al sentido común. Flaco servicio hacen así a sus hijos...
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