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Germán Yanke

El parto nacionalista

Xabier Arzalluz ha sido siempre muy amigo de las metáforas, quizá por su pasado jesuita o por su familia franquista, no sé. Ahora sale con lo de que el “Pueblo Vasco” ha roto aguas y va a tener una nueva criatura, que no sabe si va a ser niño o niña. Si ese “Pueblo Vasco” –que es la antítesis de la sociedad democrática pero que parece un buen eufemismo para el nacionalismo rampante– ha roto aguas es porque ETA le ha embarazado. Todo se reduce a dar satisfacción a los violentos, lo que no es difícil desde el totalitarismo que se ha hecho dueño del PNV y sus compañeros de viaje.

Todo se reduce a que ETA no moleste la tranquilidad del nacionalismo, porque este ya ha demostrado que puede vivir muy tranquilo mientras se vulneran los derechos más elementales de los ciudadanos vascos. Basta con que se dejen en sus manos los resortes del poder para abusar día tras día de los adversarios. Basta con que se reparta con ETA-Batasuna, como se hace ya en el Parlamento Vasco y en las ayudas a otros alias de la banda.

Da igual que Arzalluz se vaya o no. La enfermedad moral es de todo el PNV, incapaz de la más mínima discrepancia seria ante una aberración como la que se viene desde hace tiempo forjando. Y da igual que sea niña o niño, en todo caso va a ser un monstruo.

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