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Germán Yanke

El PNV, partido totalitario

Hitler, en el País Vasco de hoy, estaría hecho un lío. Dudaría, no sabría si prestar su concurso a Batasuna o al PNV. Seguramente no consideraría afiliarse a EA porque, como se sabe, no era amigo de ir a remolque de nadie. Pero, ¿cómo elegir entre el PNV y Batasuna?

Egibar, como hacen a menudo los actuales dirigentes del partido fundado por Sabino Arana, reitera ahora que hay una coincidencia de fines entre el partido de ETA y el suyo. Y quiere, además, que compartan los medios, como en Lizarra, es decir, convirtiendo a la banda terrorista, aparente y temporalmente quieta, en garante del proceso. “Plantar cara al Estado”, dice. Es de una desfachatez nazi que asombra en los albores del siglo XXI y en la Unión Europea pero que habría hecho las delicias de Hitler, apegado tanto como Egibar al nacionalismo étnico y al totalitarismo excluyente. Plantar cara a la legalidad, a la democracia, al respeto a los derechos humanos y las libertades, colocarse con los verdugos, imponer la dictadura a las víctimas del terror y a los discrepantes de la barbarie violenta, ir de la mano de los asesinos. Vaya programa el del PNV: demuestra, si hacía falta, que teníamos y tenemos razón los que desde antaño insistimos en que no hay ningún proyecto en el nacionalismo vasco de hoy que sea democrático.

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