Menú
Germán Yanke

El socio leal

Para elaborar la teoría del socio leal -la que busca el PSOE en la cuestión vasca- no está nada mal la carta que el señor Arzalluz ha enviado a los militantes del PNV sobre la manifestación del sábado. Ni una mención a ETA en su retórica sobre la paz y la violencia. Ellos, los del PSOE, que no podían dejar de asistir, aunque fuese con el PNV, a una manifestación cuyo objetivo era estar contra ETA...

Son los riesgos de una decisión sorprendente de los socialistas. Y tendrán que asumir muchos más porque, en el fondo, la presencia del PSOE en la marcha debilita la exigencia de una urgente convocatoria de elecciones. De lo que el PNV piensa sobre ETA y el modo de que deje de matar ya sabemos lo fundamental y no va a cambiar por esta demostración de fuerza en la calle.

El PSOE, incluso aceptando su buena voluntad, no ha elaborado una explicación coherente y compacta que justifique su presencia. Decir que no pueden dejar de estar en cualquier manifestación contra ETA es inconsistente ya que no es facil concebir que vayamos a ver a los socialistas en las que de vez en cuando organiza la extrema derecha, por ejemplo, los seguidores de Ricardo Sáenz de Ynestrillas.

Más peligroso es escuchar que hay que tender puentes para dar apoyo al sector más moderado del PNV. Esta actitud de asistentes del adversario es la que puede quebrar un objetivo fundamental para el futuro del País Vasco, es decir, la consecución de un Gobierno plural y fuerte que, con el nacionalismo en la oposición, promueva una política contra ETA y a favor de las libertades. Si el PSOE inicia una deriva alejada de esta meta defraudará al PP, no hay duda, pero también, y es lo más importante, a sus votantes, a los que defienden el cambio radical que se planteaba, por cierto, en la moción de censura contra Ibarretxe.

Deben, por tanto, reflexionar sobre sus principios y sobre su estrategia. Lo que queda fuera de esta decisión de seguir al PNV por las calles de Bilbao no es sólo el PP, es también una parte muy importante de su militancia. Y las víctimas del terrorismo y la mayor parte del movimiento intelectual de resistencia a ETA. No tendrían que preocuparse tanto por las críticas populares y sí, sin embargo, en dar una respuesta coherente, y no amonestaciones, a militantes como los ex ministros Belloch y Múgica, que representan en esta ocasión la voz de muchos otros.

En Opinión