Menú
Germán Yanke

La necesidad de una alternativa

Por sexta vez –para demostrar que el nacionalismo totalitario no olvida ni abandona sus objetivos–, ETA ha atentado contra las academias que constituyen el negocio particular del actual diputado general de Álava, el popular Ramón Rabanera. Al nacionalismo se le hace especialmente insoportable que un político constitucional gobierne democráticamente una de las instituciones más importantes del País Vasco y desde ella se oponga a los planes secesionistas. No entra, desde luego, en sus planes aceptar el juego democrático y, mientras unos buscan el desistimiento mediante estos constantes atentados, otros intentan cambiar ilegítimamente la ley electoral o pretenden “colonizar” de nacionalistas Álava aprovechando la presencia en Vitoria de miles de funcionarios de la Administración Pública vasca.

Pero no se trata de un caso aislado por la personalidad política de la víctima. Es, más bien, una practica habitual que, tomando diversas formas de violencia y amenaza, busca el abandono de los adversarios políticos, inocula el terror e impide, como sabemos que en muchas ocasiones ocurre, que partidos como PP, PSOE o Unidad Alavesa puedan completar con tranquilidad democrática sus listas electorales.

Estos partidos, conscientes de ello y obligados a una defensa que es la de las libertades, han puesto en marcha reformas legales para atajar esta situación: ilegalización de Batasuna como parte del entramado de ETA, lucha contra el terrorismo y mantenimiento de la legalidad constitucional. Y precisamente en ese escenario, las instituciones autonómicas gobernadas por los nacionalistas se colocan junto a los verdugos. Es preciso, por tanto, para conseguir el fin de ETA, el cambio político, la alternativa no nacionalista. Y apunto esto ahora, subrayándolo cuanto haga falta, porque es ahora cuando la debilidad se convierte en una vergüenza. ¿Tiene sentido, tras este nuevo atentado, decir que si el PP no puede formar listas habrá de votar a las del PSOE? ¿Tiene sentido pedir a una parte de la ciudadanía que aguante esta barbarie y el empeño de que no se le confunda a alguien con ella mientras se trata de “moderar” al PNV y hacerle entrar en razón?

En Opinión