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Germán Yanke

Un documento contra la libertad

El Pacto de Estella, que ahora cumple dos años, contiene cuatro elementos fundamentales:

a) Un análisis de la situación Irlandesa propio de un mal alumno de primaria, sesgado y alejado de la realidad.

b) Palabrería falsa y eufemismos impresentables -al fin y al cabo ETA estuvo en su génesis y desarrollo- sobre la búsqueda de una solución en "ausencia permanente de todas las expresiones de violencia del conflicto".

c) Insistencia en que el problema del País Vasco es la existencia de un conflicto histórico-político y no tanto la violencia, que no podría ser sino un síntoma.

y d) la defensa de que la "paz" no puede ser otra que la cesión y el precio político para satisfacer a los violentos.

Toda esta absurda doctrina, que se opone frontalmente a la democracia y a las libertades, llevaba aparejada, como no podía ser de otra manera tras lo apuntado, la colaboración con ETA y sus cómplices.

Constatamos luego que PNV y EA no habían protagonizado con este pacto un desesperado intento de apaciguar a los terroristas a cambio de darles la razón -lo que sería en todo caso una aberración, aunque pudiera suponerse una buena (y tonta) intención-, sino que se había sumado, sin más, a los principios de ETA, a la exclusión por todos los medios de los no nacionalistas.

Es decir, siguieron y siguen manteniendo esos "principios" aunque ETA mata y sus secuaces les humillan. El lodazal en el que permanecen no sólo es estratégico, es también ético y doctrinal.
Dos años, por tanto, de una estrategia contra la libertad.