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Gorka Echevarría

El tabaco y el mercado

El Tribunal Supremo ha fallado (y nunca mejor dicho) en contra de la libertad de empresa. La sala de lo contencioso administrativo del alto Tribunal ha establecido que el actual sistema de monopolio del Estado en la distribución minorista del tabaco sigue vigente. Los demandantes habían solicitado el fin de las licencias, distancias mínimas entre estancos, limitación en las unidades de producto para comercializar y obligación de que los puntos de venta con recargo tengan que abastecerse de uno de los tres estancos más cercanos.

La decisión del TS ha resultado claramente gremialista. No es de extrañar en un país en el que aún hay que pedir permiso para abrir una farmacia (siempre y cuando se respeten unas distancias…) o colegiarse para ejercer una profesión. Según el TS, su fallo se ha apoyado en la consideración de la venta minorista del tabaco como servicio público, lo cual muestra la confusión que se tiene respecto a lo que es un servicio público. Un servicio público es aquél que se presta por la Administración y en gran parte de las ocasiones bajo un régimen monopolista. La venta de un producto considerado de lujo al que se le aplica un impuesto especial aparte del IVA, no encaja en esta definición.

Tampoco nos debe extrañar que se califique así al tabaco. Siempre se ha visto que era un producto muy rentable. De hecho, los colonos de Virginia no hubieran podido subsistir de no ser por esta planta. Tan rentable que los Estados han decidido por un lado demonizar a los consumidores gastándose el dinero de los contribuyentes (fumadores o no) en conducirnos paternalistamente. Por otro lado, han procedido a esquilmar mediante impuestos a los fumadores como si de una bula papal por pecado cometido se tratara.

Ayer Anett y la Asociación Española de Distribución Automática clamaron al cielo por dicha resolución. Hoy hay otros que no se sorprenden de la ratificación del gremialismo en un país con un gobierno presuntamente liberal. Un gobierno que privatiza parcialmente y de forma un tanto sospechosa pero que a la hora de la verdad no se atreve a acabar con el gremialismo feudal de antaño y establecer la libertad de empresa en todos los sectores de la economía.

En Libre Mercado

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