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Guillermo Domínguez

En el adiós a un mito: Paco Gento, caballero del fútbol

"Gento corre mucho, pero lo peor no es cómo corre, lo peor es cómo se para", decía de él un defensa del Manchester United.

"Gento corre mucho, pero lo peor no es cómo corre, lo peor es cómo se para", decía de él un defensa del Manchester United.
Paco Gento, leyenda del Real Madrid. | Cordon Press

Podía haber presumido como el que más, pero no lo hizo. Paco Gento, el único futbolista que ha ganado seis Copas de Europa, era también un campeón de la humildad, un hombre que jamás dejó que la fama se le subiera a la cabeza. Así me lo contaron en su día aquellos que lo conocen bien como José Luis Joe Llorente o su sobrino Julio, periodista con pasado en el Grupo Libertad Digital. El que era presidente de honor del Real Madrid concedía poquísimas entrevistas: de hecho, este redactor lo intentó un par de veces, pero tuvo un ‘no’ por respuesta.

La noticia del fallecimiento de Francisco Gento López (Guarnizo, Cantabria, 21 de octubre de 1933 - Madrid, 18 de enero de 2022) ha sido un mazazo para el madridismo. Ha muerto el que era su presidente de honor desde 2015, el hombre que más títulos ha ganado con la camiseta blanca junto con Marcelo (23). Nos deja el precursor de una gran saga deportiva en España como es la de los Llorente, tío de Joe, Toñín, Paco y Julio, además de tío abuelo de Marcos.

Cuentan quienes lo vieron jugar que Paco Gento tenía una velocidad endiablada (era capaz de correr los 100 metros en 10,9 segundos), además de un físico privilegiado. Llegó al Real Madrid en 1953 —el mismo año que otra leyenda como es Alfredo di Stéfano— de la mano del entonces vicepresidente del club, Álvaro Bustamante, que también era cántabro. Con La Saeta Rubia formó parte de una delantera temible que ganó cinco Copas de Europa consecutivas entre 1956 y 1960 junto a Pancho Puskas, Raymond Kopa o Héctor Rial, además de participar en la Orejona que los blancos también conquistarían en 1966, el Real Madrid Yé-yé, con otras figuras de la talla de Pirri, Zoco o nuestro Amancio Amaro.

Las crónicas de la época cuentan que Gento estaba todavía muy verde cuando llegó al Real Madrid, procedente del Racing de Santander. Así, el 15 de agosto de 1953, un día después de su debut con la camiseta blanca (victoria por 2-0 ante Osasuna en el Santiago Bernabéu), el diario ABC escribía así de Paco Gento: "El juego, poco ligado, avanzaba hacia la meta en deshilvanadas jugadas, iniciadas muchas veces por Navarro y seguidas hábilmente por Gento, o con inseguridad por Britos, en tanto que Pérez Payá, buscaba sitio en toda la zona de vanguardia...".

Pero aquel joven cántabro de apenas 19 años, hijo de un chófer de camión, lograría pulir su habilidad para terminar convirtiéndose en La Galerna del Cantábrico, todo un mito del Real Madrid.

La paciencia dio sus frutos y Gento acabaría siendo pieza fundamental de una de las épocas doradas del Real Madrid. La primera de las doce ligas que ganó (1954) logró romper una racha de veinte años de sequía madridista. El club blanco puso fin a su travesía por el desierto: pasó a ser uno de los clubes dominadores en España y estableció su hegemonía en Europa, donde Gento fue protagonista indiscutible.

El joven cántabro era rápido, rapidísimo, en la banda izquierda. Pero su velocidad no era lo más desesperante para los defensas que tenían que frenarlo. Uno de ellos, que jugaba en el Manchester United, hizo célebre la respuesta que le dio a un periodista: "Gento corre mucho, pero lo peor no es cómo corre, lo peor es cómo se para". Las carreras de Gento también provocaron quejas por parte de alguno de sus propios compañeros, como un Di Stéfano que se cansaba de correr tras él para intentar rematar sus centros. Aquellas carreras de caballo desbocado (o pollo sin cabeza) acabarían siendo domesticadas por el argentino Héctor Rial, su gran valedor en el vestuario madridista, jugador que fue para Gento el maestro que le instruyó en los secretos de la distancia, el toque y el pase.

Además de ser el único futbolista que ha ganado seis Copas de Europa —sólo Di Stéfano y Paolo Maldini se le acercan con cinco—, Paco Gento ha sido también el único jugador que recibió tres partidos homenaje en activo. El primero de ellos en septiembre de 1965 y el último en diciembre de 1972, frente al Os Belenenses portugués, donde curiosamente jugó en la portería Félix Mourinho, padre de José Mourinho.

Además de esas seis Copas de Europa y doce ligas, Gento ha ganado una Intercontinental y dos Copas del Generalísimo. Una carrera brillante que sólo tuvo momentos grises con la selección española, su talón de Aquiles. Se perdió el Mundial de Suecia’58 por un pinchazo inesperado de España ante Suiza que evitó que nombres como Kubala, Luis Suárez, Di Stéfano o Ramallets pudieran lucir en tierras nórdicas.

Participó en los Mundiales de Chile’62 e Inglaterra’66, pero España no logró pasar de la fase de grupos en ninguna de esas dos citas. En la Eurocopa de 1964 que ganó la selección no estuvo en la final frente a la URSS. En la de 1960, en los cuartos de final y también frente al combinado soviético, el régimen de Franco decidió retirarse de la competición para no jugar en Moscú y evitar que sus rivales pisaran tierra española.

Paco Gento disputó su último partido oficial el 21 de mayo de 1971, en la vuelta de la final de la Recopa que los blancos perdieron contra el Chelsea. Después de 18 temporadas vestido de blanco, y con 182 goles en su zurrón (octavo máximo goleador histórico del club), dejaba tras de sí unos números impresionantes y un listón muy muy difícil de superar. Así era La Galerna del Cantábrico, un hombre reservado, un caballero del fútbol que es leyenda mundial de este deporte. Descanse en paz Don Francisco Gento López.

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