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Guillermo Dupuy

Antes el ventilador, que tirar de la manta

Parecería que se había olvidado la servil e implacable forma con la que Zapatero entregó la cabeza de Redondo Terreros con tal de satisfacer a Cebrian&González y por mucho que eso hiriera —por ahora, de muerte— a una alternativa constitucional en el País Vasco; como su condescendencia ante los atropellos y asaltos a las sedes del PP con ocasión del Prestige y de la Guerra de Irak; como la servil negativa de Zapatero a abrir expedientes a los concejales socialistas que pactaron con Batasuna para desbancar al PP de varios municipios navarros.
 
Parecería, sí, que se ha olvidado también el respaldo de ZP a que su partido fuera socio de Gobierno con una formación independentista, cuyo líder, Carod Rovira —mucho antes de conocer a Zapatero y sus enormes posibilidades— pidió por escrito y públicamente a ETA que se abstuviera de matar en Cataluña porque Cataluña no es España. Algunos se olvidan que ZP respaldó a Maragall cuando amenazó con que España “volvería a vivir un drama” si la, entonces, más que previsible mayoría parlamentaria de Rajoy, rechazaba en el futuro su reforma estatutaria, se ha olvidado de su beneplácito a la disposición de Maragall a lo que no era otra cosa que una rebelión institucional contra el Estado, como era anunciar que se prescindiría de la voluntad de las Cortes Generales en caso de estar estas mayoritariamente formadas por los partidarios de Mariano Rajoy.
 
¿Y nos sorprenden los homenajes a Companys? Como que los socialistas catalanes con Zapatero ya habían dejado claro que estaban dispuestos a hacer lo mismo, de no ganar las elecciones del 14-M. Veremos qué hacen si no son ya las Cortes Generales, sino el Tribunal Constitucional el que se opone en el futuro a que el nuevo estatuto catalán proclame a Cataluña como nación.
 
Si la debilidad moral y política de Zapatero era ya para echarse a temblar cuando, antes del 11-M, creíamos, junto a la totalidad de los sondeos, que con ella iba a tener que lidiar el nuevo presidente del Gobierno del PP, qué decir de la catadura moral y política del máximo responsable del PSOE en aquellos imborrables días de infamia. No se puede utilizar los sondeos como prueba de que la mayoría de los españoles rechazaban la guerra de Irak, y luego rechazarlos como prueba significativa de que la victoria socialista en las urnas no se hubiera producido sin esa masacre; masacre que, a la vista de todos y sin necesidad de investigación periodística alguna, fue repugnantemente utilizada por la oposición para desbancar al PP del Gobierno. Bambi pactó con los lobos de su partido y los de otros con tal de convertirse en ZP, y lo seguirá haciendo con tal de mantenerse en el gobierno.
 
Valga esta enorme introducción para subrayar la candidez con la que todavía algunos consideran que ahora González está echando un “pulso a ZP” a propósito del indulto a Vera. ¿Desde cuando se echa un pulso a una marioneta tan dócil como, hasta la saciedad, ha demostrado ser ZP ante lo peor de dentro y fuera de su partido? No se si González quiere que ZP indulte de verdad a Vera, pero apenas dudo de que haga lo que haga este será por el beneplacito de aquel. Si la perversión de González es grande, esa y muchas más tienen cabida en las inmensas tragaderas de quien preside ahora el Gobierno.
 
En mi opinión, González más que salvar a Vera a costa de arriesgar la imagen de ZP, lo que pretende es que el condenado siga haciendo de carne de cañón. Me cuesta creer que González y Cebrían no se hayan cansado de elogiar “la mirada limpia” de ZP, para ahora desenmascárla obligándolo de verdad a que conceda un indulto a tan notorio ladrón. Aquí cada uno a lo suyo, que así a ninguno les va mal. González a seguir aparentando su falsa y limitada solidaridad con Vera, y Zapatero a seguir fingiendo que pretende la renovación del Partido Socialista. Aquí no hay nadie que vaya a tirar de la manta. Más bien, lo que harán es utilizar el ventilador equiparando el uso legitimo, hasta ahora secreto, de fondos reservados con el latrocinio a manos llenas perpetrado bajo el Gobierno socialista. Equipararán —y si no, al tiempo— la reservada gratificación con el saqueo indiscriminado.
 
El futuro está siempre abierto, pero mucho me sorprendería que se forzara a ZP a conceder la gracia, que tan poca tendría para la imagen de su Gobierno. La perversa astucia de González da para mucho más que para dejar de forma tan grosera en evidencia a su pelele. Y es que la candidez y benevolencia con la que algunos medios adversarios a Gonzalez todavía tratan y pueden seguir tratando a ZP no se paga ni con todo el dinero de Prisa.

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