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Guillermo Dupuy

La consumación de una traición

De lo que les puedo hablar es de los subterfugios y de las excusas que darán dentro y fuera del PP para negar el hecho de que estamos tanto ante una derogación encubierta del trasvase Tajo-Segura como ante una reforma encubierta de la propia Constitución

"Rajoy es una persona de fiar, que ha dicho que garantiza el trasvase Tajo-Segura y del Ebro, y lo hará".

José María Aznar. Murcia. 4/3/2008

Si él mismo no lo remedia, el próximo 8 de abril Mariano Rajoy, como líder del PP, consumará una de las mayores traiciones que haya hecho un partido político a sus principios, a sus votantes y a la Constitución al dar luz verde a un nuevo estatuto de autonomía que, como el castellano manchego, se arroga en su preámbulo competencias estatales en materia hídrica al establecer una "reserva" para dicha comunidad de tal cuantía que deroga de facto el trasvase Tajo-Segura.

El respaldo a los trasvases había sido hasta ahora una seña de identidad del PP y una prueba de su compromiso con la unidad, solidaridad y vertebración de España. Su respaldo había sido tan claro como lo es el artículo 149 de la Constitución española al señalar las competencias exclusivas del Estado en esta materia cuando los recursos hídricos afectan a más de una comunidad autónoma.

Sin embargo, las pulsiones acomodaticias al nacionalismo de campanario de la presidenta del PP castellano-manchego, María Dolores de Cospedal, que a su vez es secretaria general del partido a nivel nacional, están a punto de llevar a Mariano Rajoy a desatender no sólo los principios y los votantes de su partido, sino también los compromisos a los que él había llegado personalmente con los presidentes de Murcia y de la Comunidad Valenciana.

Ignoro cuál será la reacción de Valcárcel y Camps si finalmente se consuma la traición. Lo que sé es que tanto uno como otro habían supeditado su continuidad en el cargo al mantenimiento del trasvase y habían anunciado su disposición a recurrir ante el Tribunal Constitucional en caso de derogarlo. Ya veremos.

De lo que sí les puedo hablar es de los subterfugios y de las excusas que darán dentro y fuera del PP para negar el hecho de que estamos tanto ante una derogación encubierta del trasvase Tajo-Segura como ante una reforma encubierta de la propia Constitución: Dirán –lo están diciendo ya– que lo que se ha planteado no es una derogación del trasvase sino una "reserva estratégica", al tiempo que restarán fuerza al valor legal de la misma al señalar que sólo se refleja en el preámbulo del estatuto.

En cuanto a la primera excusa, hay que señalar que los caudales del Tajo ya estaban regulados y ya contemplaban una reserva, de tal forma que si en los embalses de cabecera existían 240 Hm3 o menos, no se podía transvasar agua bajo ningún concepto. Elevar esa reserva nada menos que a los 4.000 Hm3 es convertir esa "reserva" en un eufemismo para disimular un blindaje de facto.

Es cierto que los promotores del nuevo estatuto contemplaban inicialmente una reserva de 6.000 hm3. Sin embargo, una barbaridad no deja de serlo porque releve a otra todavía mayor. La reserva de 4.000 Hm3 para Castilla-La Mancha sigue siendo el doble de lo que actualmente se almacena en esa autonomía en uno de los años más lluviosos y excedentarios.

En cuanto al relativo valor jurídico que tendría dicha disposición por el hecho de estar en el preámbulo, ¿por qué entonces ese empecinamiento en que aparezca si tan relativa es su transcendencia jurídica? ¿Es que vamos a quitar importancia a lo que dice la Constitución quitándosela a su vez a lo que dicen los estatutos de autonomía?

Por otra parte, si el hecho de que esa apropiación de competencias que la Constitución reserva exclusivamente al Estado no tuviera transcendencia por el hecho de figurar en el preámbulo del estatuto, ¿por qué entonces el PP ha recurrido al Constitucional la reivindicación de Cataluña como nación cuando esta sólo aparece en el preámbulo del nuevo estatuto?

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