En estos momentos, la única muestra de insubordinación de Batasuna respecto a ETA –valga la redundancia– sería o bien considerar un error la decisión que hace meses tomaron los terroristas "de no llevar a cabo acciones armadas ofensivas", o bien, y por el contrario, pasar a condenar sin paliativos tanto el historial criminal como la naturaleza terrorista de la banda. Los proetarras, con Otegi a la cabeza, no han hecho ni una cosa ni la otra, por mucho que, respecto a esto último, El País parezca empñeado en hacernos creer lo contrario.
Hace más de una semana, en una entrevista que parecía destinada a lavarle la cara, Arnaldo Otegi ya manifestó su extrañeza ante la pregunta de "si ETA matara mañana, ¿lo condenaría? ¿Y el resto de Batasuna?". A lo que el proetarra respondió "Usted me plantea una hipótesis para mí imposible, o altamente improbable por cuanto ETA ha anunciado el cese de sus acciones armadas, pero no quiero eludir la pregunta. Si tales hechos sucedieran, la izquierda abertzale, en virtud de su propia reflexión y de los compromisos adquiridos con la comunidad internacional y en aplicación de los principios Mitchell, se opondría a tales hechos".
Comprendo que, pasada la extrañeza, Otegi estuviera encantado en "no eludir la pregunta". Y es que no hay nada como no tener que enfrentarse a lo que diga la banda para simular independencia y autonomía de criterio. Más aun, cuando no es necesario ir más lejos con un presidente de Gobierno que valora positivamente las manifestaciones en las que Otegi no ha condenado nada que haya autorizado o perpetrado ETA. Es más, a la pregunta de "¿qué es ETA hoy para usted? ¿Cómo la definiría?", Otegui prácticamente reproduce la definición que ha hecho la banda terrorista de sí misma en todos sus comunicados de tregua, esto es "la organización que ha suspendido sus acciones armadas, que está dispuesta a declarar un alto el fuego permanente y verificable, que expresa su voluntad de superación definitiva de la violencia y renuncia a cualquier injerencia en el desarrollo de las conversaciones que desarrollen los agentes políticos, y que se compromete a respetar los acuerdos que se alcancen".
Como Zapatero todavía no ha vuelto a calificar de "hombre de paz" al dirigente proetarra, sino que se ha "limitado" a valorar positivamente sus nauseabundas declaraciones asegurando que "no serán en balde", parece que El País se siente en la obligación de volver a maquillar a Batasuna, asegundo este lunes en su principal titular de portada que Batasuna pide a ETA el cese incondicional de la violencia. Vamos, lo mismo que ya había hecho Otegi la semana anterior, siguiendo la estrategia de tregua que ETA anunciara hace ya meses. Naturalmente, lo de "incondicional" es un invento del periodista, pues incluso en el desarrollo de la noticia se ve claro que ese cese de la violencia se vincula a una negociación a la irlandesa –principios Mitchell– a la declaración de Alsasua de 2009, y a la "solución demócratica sin injerencias" con la que ETA, prácticamente desde sus inicios, ha venido encubriendo su chantaje en todos y cada uno de sus comunicados de tregua.
Pero quizá el mayor ejercicio de distracción lo perpetre el periodista de El País cuando nos asegura que, mientras ese "nuevo" comunicado por parte de ETA no se produzca, "la izquierda abertzale no presentará candidaturas para las elecciones locales de mayo, pues sabe que el intento estaría abocado al fracaso". Para empezar, y con tal de colar nuevamente a sus representantes políticos, no creo que ETA tuviera el más mínimo problema en reiterar las palabras que pronunciara Otegi hace una semana en las que, con escaso maquillaje y simulando independencia, venía a reiterar los puntos en los que ETA fundamentó hace meses "el cese de sus acciones ofensivas". Pero sobre todo lo que me parece una maniobra de distracción es hacer pensar que los proetarras pretendan colarse utilizando las siglas de Batasuna.
Aunque sospeche de EA como posible vientre de alquiler, no tengo ni idea de con qué siglas los proetarras tratarán de evitar perder la representación política y la financiación pública que lograron con las siglas de ANV o PCTV. De lo que no tengo duda es de que esa es su intención al anunciar los "ceses verificables de la violencia", "ceses de las acciones armadas ofensivas" o como queramos llamar a las conocidas treguas de ETA. Y de eso estoy tan seguro como de que fijarse en Batasuna –ya puestos, ¿por qué no en Herri Batasuna?– son ganas de hacer pasar por descuido lo que es complicidad.