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Guillermo Rodríguez

Boicot a Amazon.com

Cualquier avance tecnológico, por muy positivo que parezca a primera vista, nace con su correspondiente caterva de opositores. El último ejemplo puede encontrarse en el mayor cibercomercio del mundo, Amazon.com , que ha lanzado una de esas herramientas sofisticadas, precisas y necesarias a la que, en principio, nadie debería encontrar demasiadas pegas.

Desde la semana pasada, la tienda regentada por Jeff Bezos tiene operativa Search Inside the Book, funcionalidad que permite a cualquier internauta localizar on line una palabra, frase o párrafo en una biblioteca digital compuesta por 120.000 libros. Los usuarios registrados tienen la posibilidad, además, de leer las 20 primeras páginas de cualquier libro.

En principio ningún reproche. Porque sólo puede ser positivo que cualquiera pueda saber a qué libro pertenece esa frase que escuchó una vez, en cuántos volúmenes aparece la palabra “Hipodermis” o, lo que es aún mejor, intuir cómo será una novela después de hojear unas cuantas páginas. Todos contentos... excepto el gremio de escritores, o US Authors Guild.

Los representantes de los autores han puesto el grito en el cielo -y no es la primera vez- porque, a su juicio, con este servicio Amazon.com sólo persigue el beneficio propio. Lo que no deja de ser sorprendente, ya que lo novedoso sería que una empresa reparara en el beneficio ajeno, no lo contrario.

Sostienen también que esta nueva herramienta es un anzuelo en el que los internautas pueden picar con suma facilidad. Así, aparte de llevarse el volumen que buscaban, no es difícil que metan en el carrito de la compra un par de discos, una PDA y una suscripción anual a una revista. A eso, en el mundo empresarial, lo llaman estrategia comercial.

No es su única queja: arguyen que el servicio de Amazon estrangulará las ventas de algunas obras cuya temática sea muy concreta. Las de cocina y viajes serían los principales perjudicadas, ya que con la nueva herramienta muchos usuarios no necesitarán adquirir un libro para saber cómo se prepara un Ossobuco alla milanesa o cual es el mejor hotel de Nueva York .

En un correo electrónico enviado el pasado viernes, el US Authors Guild conmina a sus miembros a impedir que sus libros aparezcan en la nueva herramienta de Amazon. Están en su pleno derecho, ya que en Estados Unidos son los autores, y no las editoriales, quienes detentan todo el poder sobre los textos.

Lo que en ningún momento menciona el US Authors Guild en el e-mail es que sus miedos se contradicen con la realidad. Al fin y al cabo, Amazon no hace otra cosa que permitir a sus usuarios hojear u ojear libros. No hay ni una sola librería que lo impida: cualquiera puede entrar en un local de ladrillo, coger un volumen y leer una par de páginas. Por pura lógica, la US Authors Guild debería colocar un guarda de seguridad en todas las librerías para evitar que los clientes echen un vistazo, aunque sea veloz, sobre las páginas de un libro.

Pero es que además el gremio de autores no tiene en cuenta que desde hace varios años existe Internet, y con ella la posibilidad de consultar recetas o guías de viajes sin comprarlas en papel. Por eso su problema no es Amazon, sino Internet.

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