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Guillermo Rodríguez

Joaquim Agut, sin Terra a la vista

Francamente, no envidio a Joaquim Agut. Desde que el presidente de Terra tomó las riendas de la compañía en agosto de 2000, las críticas a su gestión han sido constantes y prácticamente unánimes. Lo mismo ha sucedido con las peticiones para que abandone su cargo, un puesto al que se aferra a pesar de que su divorcio con los accionistas es evidente casi desde el primer día.

Durante la Junta de Accionistas de Terra, celebrada el pasado miércoles en Barcelona, los pequeños inversores insistieron en una petición que se repite año tras año: "Dimita, señor Agut". La respuesta que ofreció este catalán proveniente de la vieja economía les permitió concebir, al menos, alguna esperanza: "Tiene perfecto derecho a la solicitud que ha hecho", respondió a uno de los varios presentes que le conminó a abandonar el puesto. Eso sí, inmediatamente llegó el turno de las excusas: "Pero es importante que entienda que nuestro nivel de ingresos se ha visto afectado por la devaluación de las monedas locales". Excusa que, si se tira de hemeroteca, se puede comprobar que no es nueva.

En 2001, Agut sostuvo que Terra lidiaba en "un entorno poco propicio" y en "un mercado poco maduro", incentivado por la coyuntura "volátil" que sufrían las economías estadounidense y argentina. En 2000 lo dejó aún más claro: "Nuestra cotización ha sufrido lo que han sufrido las demás, por causas que nada tienen que ver con nuestra gestión, sino por circunstancias puntuales del mercado".

Vale el primer año, pero sostener estos argumentos ejercicio tras ejercicio es algo que ha terminado con la paciencia de los pequeños accionistas. Algo absolutamente justificable viendo cómo Terra, creada con la intención de convertirse en la principal puntocom del mundo (Villalonga dixit), se las ve y se las desea para mantener su preeminencia en el mercado español. Tal y como recalcó Juan Carlos Vilader, uno de los accionistas presentes en la Junta, "ha perdido usted la confianza, sus compromisos no los ha cumplido, el modelo no funciona, y la empresa no crece".

Sólo durante el año pasado, el valor de Terra cayó un 47 por ciento, quedando la acción en 4,40 euros. No está de más recordar que en marzo de 2000 llegó a situarse en los aún añorados 140 euros. Por el contrario, el espejo en el que siempre se ha querido reflejar la empresa de Agut, el portal Yahoo!, ha revalorizado su acción en el mismo periodo, pasando de los 17 dólares de hace un año a rondar los 24 actualmente. ¿Es que la compañía presidida por Terry Semel no opera en el mismo mercado repleto de riesgos que Terra? Excusas, excusas y más excusas.

Desde que Agut preside Terra, el valor de los títulos se ha despeñado, ha comprado multitud de compañías cuya utilidad aún se discute y ha apostado de forma decidida por la transición del todo gratis al cobro por contenidos. A pesar de que la puntocom ya cuenta con 3,1 millones de usuario de pago, su peso no se ha dejado notar tanto como lo ha hecho en Yahoo!

Una de las principales críticas que se hacen a la gestión de la empresa tiene que ver con el acceso, que debería convertirse en la locomotora que tirara de los ingresos. En este apartado, Terra ha vivido inmersa en una paradoja incomprensible. Telefónica, que posee el 38,5% de su la compañía, es al mismo tiempo su competidora en el negocio del acceso. Una duplicidad que ha afectado fundamentalmente a Terra. Como bien subrayó un accionista durante la Junta, si la operadora española devolviera todo el dinero que ha obtenido mediante los contratos de ADSL, las cuentas de Terra sería bien diferentes.

Con todos estos mimbres, la compañía presidida por Agut ha confeccionado una cesta materializada en unas pérdidas durante 2002 de 2.009 millones de euros tras llevar a cabo un saneamiento de activos de 1.428 millones (¡Ay, Lycos!). Las cifras, muchas veces, son más tozudas que la realidad que se trata vender.

Todavía existen dos esperanzas a las que puede agarrase Agut de cara al futuro. Por un lado, el compromiso de Telefónica de invertir 78,5 millones de euros anuales hasta 2008 a cambio de que Terra Lycos sea el proveedor exclusivo del grupo Telefónica de contenidos y servicios de Internet en el mercado residencial. Y, por otro, el acuerdo firmado con el BBVA para contratar publicidad en los portales del Grupo por valor de seis millones de euros netos anuales durante el próximo lustro.

Joaquim Agut ha prometido que Terra será una empresa con beneficios netos en 2005. Pero sus accionistas siguen sin creerle. “Charlatán, pareces un encantador de serpientes”, le espetó un pequeño accionista durante la Junta del pasado miércoles. Es responsabilidad de Agut demostrar que el encrespado accionista tiene razón: es un encantador de serpientes... de la serpiente de la rentabilidad.

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