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Guillermo Rodríguez

Manolo el gracioso

El hecho de que Manolo García mezcle churras con merinas, empresarios con plataformas, realidades inapelables con deseos pecuniarios se debe, o bien a la ignorancia, o bien a la mala baba.

Uno sigue dando respingos en el sofá alguna que otra noche. El último se produjo cuando escuché el discurso de agradecimiento del cantante Manolo García al recibir el Premio Ondas al mejor artista español. En vez de acercarse al micrófono y expresar los ya tradicionales agradecimientos a su cuñado, productor, discográfica y seguidores, el bueno de Manolo quiso mostrar su lado más ingenioso al “no dedicárselo” a Bill Gates, quien “preconiza y defiende el final de la música, de las tiendas y de los discos”. El hecho de que Manolo García mezcle churras con merinas, empresarios con plataformas, realidades inapelables con deseos pecuniarios se debe, o bien a la ignorancia, o bien a la mala baba. Mala baba por secundar, discográfica mediante, la campaña en la que se trata de emparejar como un hecho consumado a Internet con la piratería.
 
Por supuesto Bill Gates no ha preconizado jamás el fin de la música: a lo máximo que ha llegado es a vaticinar el fin de la industria musical tal y como la conocemos ahora. Menos aún ha pretendido asestar la puñalada final a un sector que, no por su culpa, emite su canto del cisne. Fundamentalmente porque no es su campo: su comparación es tan torpe como el de aquel que denuncia al constructor porque han entrado a robar a su casa. Dudo mucho que Manolo García sepa en qué ámbitos de negocio opera Microsoft, aunque con toda seguridad le importa una higa. Con aplicar el razonamiento más pedestre –Microsoft es Internet, luego “eso” que nos quita el dinero a los cantantes– le sirve. No importa, por supuesto, que las discográficas fueran condenadas hace dos años por inflar artificialmente el precio de los discos. Y es que siempre es mejor una mentira que te haga feliz que una verdad que te amargue la vida.
 
En cualquier caso, supongo que a la discográfica que edita los discos de Manolo García, BMG, no le habrá hecho demasiada gracia que haya arremetido contra la empresa de Bill Gates, “el hombre más rico de la tierra y que ahora pretende ser el más rico de la galaxia”, García dixit. Sobre todo ahora que Microsoft acaba de lanzar en España su tienda de música, MSN Music, donde se respetarán los derechos de autor y de donde Manolo García sacará, a buen seguro, pingues beneficios. Pero se da el caso, además, de que BMG lanzó en 2002 discos anticopia que utilizaban un sistema de encriptación desarrollado por Microsoft. En fin, que si no es suficiente, a García no le vendría nada mal echar un vistazo a los últimos datos de la Industria Fonográfica Británica: este año se llevan vendidos la cifra récord de 237 millones de discos. ¿Influye tanto Internet sobre las ventas? Por supuesto que no.
 
Supongo que Manolo García desconoce estos dos puntos. Es lógico, su mundo es el de la música y a ella se debe en cuerpo y alma. Por eso, cuando salga a un escenario debería centrarse en los agradecimientos típicos y tópicos. Porque decir sandeces, propalar mentiras y denigrar si una base contrastable es un craso error. Más lamentable resultó, con todo, que ignorase la palabra “Internet” y la sustituyera (supongo que como una broma) por “esas vías tan modernas”. No hizo ninguna gracia y además me recordó a mi abuelo.

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