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Guillermo Rodríguez

Michael Moore se pone el parche

El que mucho habla, mucho yerra. Michael Moore se mostró contrario a las leyes de copyright al tiempo que, coherentemente, alentaba a que se pirateara toda su obra. Sostiene Moore que su única intención vital es que sus ideas lleguen al mayor número de personas posible. Y la Red, ahí lleva razón, es el mejor canal de difusión del mundo. Dicho y hecho: su último documental, Fahrenheit 9/11, ya está disponible en Internet. Gratis.
 
Lo que sucede, claro, es que detrás de la última película del cineasta estadounidense anda una distribuidora, Lions Gate Films, a la que las teorías de Moore no le hacen ni pizca de gracia. Porque respaldando el documental andan muchos millones de dólares que, por cierto, ya han sido recuperados.
 
Si Moore quiere contentar a todo el mundo lo mejor que puede hacer ahora es callar, aunque dada su propensión a la verborrea es difícil que esto suceda. Lo más interesante del caso es que refleja la dicotomía que existe entre los 'artistas' (ya sean músicos, escritores o directores) y sus respectivas industrias. Los primeros quieren llegar al mayor número de personas y ganar dinero. Los segundos quieren llegar al mayor número de personas porque así ganan más dinero.
 

 
Uno le da vueltas a la cabeza y no encuentra la explicación a por qué Microsoft siempre, o casi siempre, se sale con la suya. El eterno juicio que le enfrentaba con el Gobierno estadounidense, y que estuvo a punto de costarle la partición en dos unidades, se ha saldado favorablemente a la empresa de Gates. Todo debe ser porque Microsoft es una de las principales compañías del mundo y, como consecuencia, la que más dinero maneja. Pero eso no debería ser obstáculo para cumplir la legislación vigente. Pocos ponen en duda de que la empresa de Bill Gates es un monopolio. Pocos ponen en duda que ha hecho todo lo posible para mantener esa posición de dominio, sea al coste que sea. Un castigo un poco severo no hubiera estado del todo mal.
 

 
El informe eEspaña 2004, elaborado por la fundación Auna, ha vuelto a suponer una bofetada de realidad: la Sociedad de la Información no acaba de arrancar en España. De hecho, el retraso comienza a ser "alarmante". En la nueva 'Europa de los 25', debe conformarse con un más que discreto 17º puesto, situación imperdonable en una país que aspira a liderar el pelotón de cabeza de las economías comunitarias.
 
El estudio aboga por acabar con el desequilibrio entre ADSL y cable, invertir más en I+D y acometer una profunda reflexión sobre las razones del éxito de la telefonía móvil en España, el equipamiento tecnológico con mayor aceptación entre los ciudadanos. No menciona, sin embargo, la cuestión capital: que el Gobierno se decida, de una vez por todas, a tomarse la Sociedad de la Información en serio. O al menos que contribuya a alentarla.
 

 
MSN, el portal de Microsoft, anunció a bombo y platillo su futuro motor de búsqueda, aún en fase beta. Ese con el que, teóricamente, pretende que los usuarios se olviden de Google y Yahoo! La compañía asegura que sigue trabajando en su perfeccionamiento, lo que, sin duda, es una de las frases más verdaderas que se han dicho jamás. No hace falta más que entrar, probar y comprobar... comprobar que el buscador es malo. O peor: muy malo.
 

 
Dicen los expertos que Explorer tiene más agujeros que un campo de golf y deja a sus usuarios desnudos ante posibles ataques y entradas de virus. Por esorecomiendanla instalación de navegadores alternativos, como Opera o Mozilla. Lo más increíble es que haya que ser experto para llegar a esa conclusión.

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