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El recurso de ‘Gran Hermano’

El Gobierno español se dispone a ejecutar uno de los desplantes más chuscos y extravagantes de cuantos hay noticia en la historia de los medios y el constitucionalismo europeo. Utilizará, anunció la vicepresidenta, un programa de la peor telebasura para explicar y promover la Constitución Europea.

En vez de informar a los españoles de un texto que deberán votar dentro de unas semanas y que ni conocen ni les apasiona, he aquí a ZP y sus muchachas haciendo juegos de villanos para sacarse de encima lo antes posible, y con alevosía, la malhadada Constitución, un texto infumable, vademécum de todas las sinuosidades retóricas, un Tratado inaplicable y disparatado, que obedientemente los españoles —algunos— votarán el día 30 de febrero.

El Gobierno ha impedido hasta ahora que desde los medios públicos que controla con mano de hierro, pero sin guante de seda (los palurdos y rústicos mamporreros del poder no están para virguerías), informen, reflexionen, promuevan coloquios, reuniones y discusiones. Tampoco se ha tomado la molestia ínfima de "buzonear" el texto indigerible del Tratado (324 páginas de prosa espesa y municipal) de modo que los futuros votantes sepan la tontería que avalarán con su voto. Ni reflexión, ni análisis, ni polémica. Nada con sifón.

Si se exceptúa el amago de tientos y diferencias entre el padre predicador don Pepín Vidal y el ministro Curro Desatinos en el boletín oficial de Polanco, hasta ahí llegó la riada polémica de la Constitución Europea en la vida intelectual española. Para echarse a temblar.

¿Y qué decir del PP y sus intelectuales orgánicos? Perderán una vez más la oportunidad única de ser políticamente incorrectos y actuar de acuerdo con lo que han venido repitiendo hasta la saciedad: el Tratado tira por tierra las menguadas ventajas logradas por España en el Tratado de Niza y debería ser rechazado. Pero, tranquilo todo el mundo: de lo que se trata ahora es de hurtarle a los ciudadanos información y reflexión, no de actuar con lógica y moral. También el PP dará orden a su grey de votar "sí": sin esperanza ni convencimiento, como quien se traga una purga. No tienen testosterona suficiente para votar con el cerebro y el corazón. Prefieren hacerlo por la cuenta de resultados… políticos que, por cierto, está en números rojos.

Al final todo habrá que fiarlo en el sentido común de los ciudadanos y dejar que los políticos, los funcionarios europeos, eurodiputados, y demás ralea defiendan sus gabelas. Los ciudadanos más escépticos escogerán la vía rápida y no votarán. Los más audaces y cabreados votarán "no". Serán pocos pero alguno habrá. Y el pelotón de los torpes hará, como siempre, lo que ordene el mando.

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