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Adiós al maestro

Artículo publicado en el suplemento "Ideas" de Libertad Digital el 21 de noviembre de 2006.

Pocos han sido los defensores de la libertad, y todavía menos los defensores de la economía libre y el gobierno limitado. Milton Friedman, premio Nobel de Economía en 1976, fue uno de los pocos defensores de la libertad económica, junto a su esposa, la también economista Rose Director, con quien trabajó en sus teorías y con la que estuvo casado durante 68 años.

La muerte de Milton Friedman, a los 94 años, el pasado 16 de noviembre, deja al mundo sin uno de los más influyentes y distinguidos economistas de todos los tiempos. No son los empresarios los que lamentan su partida; Friedman decía que a menudo sólo buscan de los gobiernos subsidios y protecciones, a costa de la gente común, que debe pagar por ello con sus impuestos. Los empresarios ven a largo plazo cuando se trata de sus propios negocios; en cambio, en la cosa política tienden a ser bastante miopes y estatistas. Olvidan que "no hay almuerzo gratis", comentaba Friedman, porque alguien tiene que pagar los subsidios y favores especiales.

Podemos encontrar un ejemplo de esto en la industria del acero. En un principio justificaban el proteccionismo porque se trataba una "industria joven" que para desarrollarse necesitaba ser protegida de la competencia internacional. Han pasado 200 años... y el acero sigue estando protegido con elevados aranceles, que penalizan la importación. No hay una sola industria en Estados Unidos –explicaba Friedman– que se haya vuelto competitiva gracias al proteccionismo. Por el contrario, éste ha producido el rezago de muchos sectores, entre ellos el de la banca comercial.

Los empresarios gastan fortunas en cabildear y pagar sobornos para conseguir privilegios. Pero lo más sorprendente, decía Friedman, es su insistencia en apoyar a sus propios enemigos. Los petroleros dan contribuciones a las ONG ecologistas que rechazan el uso del petróleo; la industria nuclear subvenciona a ecologistas que rechazan las plantas nucleares; las organizaciones y la prensa de izquierdas reciben tres veces más asistencia de los empresarios que las organizaciones de derechas

Son los amantes de la libertad individual y la gente común quienes sienten la partida de Friedman. Friedman mantenía que el interés de la población es comprar al que vende más barato y vender al que compra más caro. Sólo la "retórica interesada" ha impulsado las restricciones que nos impiden decidir libremente qué comprar, a quién vender y a qué precio, o a quiénes dar empleo y para quiénes trabajar. Es la misma retórica que promueve la mentira de la "responsabilidad social" de las empresas.

Adam Smith enseñaba que la "retórica interesada" era cosa de "comerciantes e industriales". Hoy, los "intereses especiales" se han ampliado. El resultado es una maraña de regulaciones y restricciones que nos empobrecen a todos. Los aranceles y las barreras que defienden políticos y empresarios benefician a unos pocos en perjuicio del resto. El libre comercio, por el contrario, es el mejor medio para promover el bienestar de un pueblo.

Friedman afirmaba que no es el Gobierno quien protege a consumidores y trabajadores, sino la competencia, que obliga a los empresarios a innovar y a procurar constantemente ofrecer los mejores bienes y servicios al menor precio. Asimismo, explicaba que la educación pública es una institución socialista que inculca nocivos valores socialistas. Para progresar, los pueblos deben privatizar la educación: padres y alumnos tienen libertad de elección en la educación privada. Lo mismo opinaba de las empresas estatales.

Milton Friedman no tiene igual en la promoción de la causa de la libertad. Su fama de científico se asienta en sus elaboraciones sobre el ingreso, la función del consumo, la tasa de desempleo natural; sobre su teoría monetaria. Fundó una nueva escuela de pensamiento y demolió las bases de la revolución keynesiana, que pretendía promover el desarrollo y crear empleos mediante el gasto estatal. Fue categórico en la defensa de la libertad de elegir de los individuos, base de la prosperidad de las naciones.

Milton y Rose Friedman escribieron sus memorias en 1998: Dos personas con suerte. En realidad, somos muchos los que tuvimos la suerte de aprender con los numerosos escritos del maestro, y serán más todavía los que habrán de hacerlo en el futuro.

Milton Friedman ocupará un sitio de honor entre los economistas que serán recordados en siglos venideros.

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