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Ignacio Cosidó

La parálisis del Gobierno

el Gobierno se enfrenta a un país que es cada vez más consciente de haber sido víctima de un engaño perfectamente planificado y ejecutado

Tenemos un gobierno paralizado por la realidad. Zapatero ganó las últimas elecciones engañando descaradamente a los españoles sobre cuál era la realidad. Ahora es víctima de su propia mentira y no hace nada porque cualquier cosa que hiciera delataría aún en mayor medida su embuste. El Gobierno emplea toda su energía política es disimular, en ocultar, en inventar denominaciones inverosímiles a cada uno de los problemas que acechan a la sociedad española. Pero lo más dramático es que aunque ahora quisiera actuar, es muy posible que tampoco supiera cómo hacerlo.
 
La realidad es que tenemos una crisis económica galopante que se está llevando por delante muchas pequeñas y medianas empresas, muchos puestos de trabajo y que tiene la mayoría de las economías familiares al límite de sus posibilidades. Pero el Gobierno parece paralizado por el pánico que le provoca la propia crisis. Incluso Zapatero tiene cada vez más problemas para contar sus fantasías de "Champions League". Parece que ya no se las cree ni el mismo.
 
La pregunta que se hacen muchos españoles es cómo nos van a sacar de la crisis económica los mismos que nos metieron en ella. ¿Cómo van a arreglar la economía quienes recibieron una economía en expansión y en cuatro años han metido a nuestra economía en recesión? No toman una sola medida más allá de pagar a plazos y con trampas su cheque electoral de los 400 euros. No tienen una sola idea de cómo arreglarlo. Pero en el fondo que no hagan nada es un mal menor, porque lo poco que se les ocurre va siempre en la dirección de expandir el gasto público, lo que tan sólo servirá para empeorar las cosas.
 
Pasa exactamente igual con la seguridad ciudadana. En un momento en que las cifras de delitos se disparan y hasta las localidades tradicionalmente más tranquilas sufren oleadas de atracos a bares y comercios a plena luz del día, el ministro del Interior se limita a negar que exista un problema y no modifica una coma de la política de seguridad que está batiendo todos los récords de criminalidad en España.
 
Tampoco considera el Gobierno que España tenga un problema de inmigración ilegal. Es más, en un momento en que toda Europa está endureciendo sus controles fronterizos y endureciendo sus legislaciones contra la inmigración ilegal, Zapatero quiere preservar a toda costa el paraíso en el que ha convertido a España para la inmigración ilegal y para las mafias que negocian con seres humanos. 
 
Sólo tres meses después de las elecciones, el Gobierno se enfrenta a un país que es cada vez más consciente de haber sido víctima de un engaño perfectamente planificado y ejecutado. Hay ya varios sectores en pie de guerra exigiendo que se cumplan las promesas hechas. Nos espera un verano caliente y un otoño incendiario. Y lo peor es que los encargados de apagar los fuegos son exactamente los mismos que los han provocado.

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